En mi línea de trabajo me incomoda ver a tantas mujeres inteligentes y hermosas que pudieran proyectar a través de su ropa la profesión que tienen o el puesto que aspiran lograr, que no toman en cuenta el principio fundamental de vestir profesionalmente, que es utilizar atuendos adecuados, y no casuales ni de fiesta.
Tu imagen profesional es tu marca, así que presta atención a lo siguiente:
No confundir el término “casual de negocios”, con casual/personal. Este último se usa para desarrollar diferentes actividades personales. No puedes pretender lucir igual para la oficina. Este error se ve mucho en los famosos Casual Friday, que significa relajar la vestimenta de oficina, no ir vestida para el after office. Claro que puedes usar jeans, pero que sean formales, oscuros, de basta recta. No pueden ser rotos, skinny, desteñidos ni desflecados. En vez de usar un suéter, que sea una bella camisa blanca, que te dará elegancia y formalidad. También puedes agregarle un blazer de color negro o neutro; así le darás más elegancia y discreción a tu atuendo de viernes. Si perteneces a un ambiente menos formal o más creativo y no quieres perder profesionalismo, usa rojo o azul. Toma en cuenta que los colores oscuros y contrastados, como blanco con negro, transmiten poder.
Vestir a la moda para trabajar sin tomar en cuenta que sea apropiado. A todas nos encanta lucir a la moda, pero de moda lo que te acomoda. Y la mayoría de las veces no es lo ideal para ir a la oficina. Una puede complementar su atuendo con elementos que sean tendencia, pero no sacrificar su imagen profesional para verse atractiva. Hay quienes muchas veces visten como si fueran a una cita o a una fiesta. He visto mujeres con vestidos o faldas muy cortas o ajustadas; camisas o blusas escotadas o apretadas (tanto que pareciera que los botones van a explotar). O con blusas transparentes que dejan ver su ropa interior. Una linda silueta se refleja sin necesidad de vestir ropa ajustada. Y si tienes libritas de más, tampoco es necesario usar ropa ajustada para no verte más gorda.
Para la oficina, viste como una ejecutiva chic
El cabello que no esté desarreglado o con colores inapropiados. Siempre se ha dicho que el marco de la cara es el cabello y una buena imagen empieza por allí. Puedes estar bien vestida de pies a cabeza, pero si tienes el cabello desarreglado pierdes presencia ejecutiva de inmediato. Igualmente sucede con el color del cabello, si el tinte no va acorde con tu tonalidad de piel no tendrás una imagen efectiva. Lo ideal es poder verte moderna, guapa y profesional a la vez.
El maquillaje. Este no debe ser cargado, sino sutil y casi natural. Puedes corregir ojeras, manchas e imperfecciones con corrector y base, usando rímel, poco delineador, blush y labial suave. Los ojos pueden sobresalir con elegancia. El maquillaje dramático no aplica para la oficina. Sin embargo, vemos mujeres con cejas muy marcadas, sombras oscuras y ojos muy delineados, pestañas falsas, exceso de blush y labiales fuertes, ideales para fiestas. Ir sin maquillaje o con la cara lavada a trabajar también es un error, pero peor es ir con exceso de maquillaje.
Las manos. Después de la cara, las manos son lo segundo que las personas ven en una interacción profesional. Uñas muy largas se relacionan con una imagen de femme fatal, no de mujer profesional, y peor si las decoramos. Arreglarse las uñas es fundamental para la oficina, pero manteniendo el límite de lo profesional. Los colores apropiados son los neutros (beige, gris, rosa claro, arena y vino) o el clásico y nunca inapropiado manicure francés.
Zapatos. Se dice que en los zapatos está la clase y elegancia de una mujer, lo que los convierte en un pilar muy importante a la hora de vestir. Pese a ello, se ve a mujeres que se equivocan al combinar zapatos casuales con prendas ejecutivas. Por ejemplo, un pantalón negro de vestir con sandalias, cuando lo ideal sería unos zapatos cerrados o semiabiertos (peep toe). Así mismo sucede con vestidos o faldas, que combinan con zapatos muy altos o de fiesta, nada pertinentes para trabajar. Los dedos de los pies no deberían verse en el ambiente profesional. El zapato ideal es cerrado con punta porque denota poder y elegancia.