En el marco de la campaña Letras contra la violencia, del Fondo de Población de las Naciones Unidas, se realizó una conferencia vía Zoom con la participación de la escritora, expositora y doctora en humanidades y comunicación Coral Herrera Gómez, donde explicó cómo las implicaciones del amor romántico (celos, control, sumisión) fomenta la presencia de la violencia entre la pareja.
La escritora española basó su tesis doctoral en un estudio centrado en cómo se construye el amor romántico, en cómo el ser humano aprender a amar y cómo a través de ese sentimiento se aprenden a ser hombres y mujeres.
Con este trabajo, su objetivo era convertir el tema del amor, los cuidado y los buenos tratos en el centro de la agenda feminista, que ya va logrando avances en varios países donde se están alcanzando mayor número de derechos para las mujeres; sin embargo, los rasgos patriarcales siguen teniendo raíces fuertes en aspectos como los sentimientos, la sexualidad y la relación que establecemos entre nosotros. “Esa es la parte mas complicada de desaprender”, comentó la expositora.
¿Amor romántico? Sí, pero libre de violencia y desigualdad
¿El amor que todo lo soporta?
Encontrar la fórmula que permitiera liberar el amor romántico del machismo ha sido una de las inquietudes de Coral a lo largo de su carrera. Es a través de ese romanticismo abnegado que muchas mujeres, sin darse cuenta, van acatando roles de género bajo la amenaza de que si no son sumisas o no se adaptan a lo que se espera de ellas, nadie las querrá.
La transformación profunda de la educación es la herramienta que puede acabar con las creencias machistas dentro de las pareja, según explica la doctora. Considera que las escuelas deberían incorporar una educación que enseñe a niños y a niñas a expresar con palabras lo que sienten, cómo decir adiós a un ser querido y a gestionar sus emociones, sobre todo para que no hagan daño a nadie.
Indica que desde la infancia se deben desarrollar valores de cooperación, solidaridad, empatía y no solo aquellos que fomentan la competitividad. Es importante desarrollar en ellos la idea de que es necesario cooperar para sobrevivir.
La ética de los cuidados es el epicentro del trabajo de Coral Herrera. Esta busca educar a los infantes a cuidarse a ellos mismos y a quererse sanamente para que tanto ellos como sus relaciones estén libres de violencia y sufrimiento. “En el colegio nunca me enseñaron a cuidar a los compañeritos o compañeritas más vulnerables. Había una estudiante con incapacidad intelectual con quien eramos sumamente crueles, y ningún docente nos enseñó a tomar conciencia de que ella era vulnerable y que nosotros debíamos cuidarla”, recuerda.
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Enseñar a los niños varones a cuidarse a ellos mismos, tanto física como emocionalmente, es uno de los fallos que señala la expositora. Esto se traduce en que los hombres mueren en mayor medida que las mujeres a causa de accidentes de tránsito, peleas o por narcotráfico.
El trabajo doméstico, que no es remunerado y es uno de los menos valorados por la sociedad, interfiere en las oportunidades de desarrollo en las mujeres. Como menciona la española, a ellas se les enseña a dar cuidados y ellos, a recibirlos. “Nos incorporamos al mercado laboral, pero nos encontramos con que nos han estafado al decirnos que trabajando seríamos libres y tendríamos autonomía financiera, pero la realidad es las mujeres sostenemos hasta una triple jornada laboral como mamás, trabajadoras en el hogar y fuera de él”.
Coral propone poner el cuidado en el centro de la narrativa. Cambiar la idea de que para que nos quieran hay que sufrir o que para triunfar en el amor hay que pasarla fatal. Reemplazar el chip del sufrimiento por el del disfrute.
La idea de lo maravilloso que puede ser el amor romántico si lo liberamos del machismo y de la desigualdad es uno de los puntos que enfatiza en los talleres que dicta la doctora a adolescentes. “El amor de pareja es una de las experiencias más maravillosas que puede vivir el humano. Lo principal es ayudar a niños y a niñas a construir las herramientas que necesitan para poder relacionarse desde la igualad, el compañerismo y la ternura”.
Las princesas solitarias y los superhéroes asesinos
¿Amor romántico? Sí, pero libre de violencia y desigualdad
Así como la educación debe pasar por una transformación, la cultura también. Si educamos a niñas y niños a comprender sus sentimientos y a no dejarse guiar por los patrones que los roles de género establecidos les exigen, pero las narrativas que ven las películas, series, dibujos animados o videojuegos suponen un mensaje contrario, las transformación no cumplirá sus objetivos.
La escritora critica que por siglos se han contado las mismas historias. Las heroínas que esperan ser salvadas, los héroes que utilizan la violencia para conseguir lo que quieren o resolver conflictos, tramas repetitivas y finales felices siguen perpetuando modelos y comportamientos que no permiten un cambio. “Hay que mostrarle a los niños otras clases de masculinidad, que no estén basadas en la violencia. Ahora, todos los superhéroes de nuestros hijos son asesinos”.
Por otra parte, Coral creen que a las niñas hay que mostrarles referentes de mujeres que toman decisiones y que se juntan con otras para lograr objetivos. Que cuando le muestren a una princesa llorando sola, sin compañía de su mamá, tías o amigas, se cuestione por qué siempre las películas le enseñan que solo estando desamparada se puede encontrar al príncipe azul. Enseñar que hay formas de relacionarse que no estén basadas en el patrón de la violencia romántica “porque es a través de estos mitos que las mujeres aprendemos a amar”, agrega.
Se debe demostrar que hay otras formas de ser hombres y mujeres. “La cultura popular nos dice que cuando alguien te quiere te hace llorar, que los que más se pelean son los que más se desean o que del amor al odio hay un paso. Hay que enseñar que el amor solo es posible cuando es en libertad, donde podemos tratarnos bien, cuidarnos, y ser iguales”.