“¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué quieres que el lector se lleve?”, le llegó a preguntar su editora Julieta Ledezma cuando empezaron a trabajar juntas. “Mi objetivo es contar mi historia de transformación, contar mi camino hacia la luz”, contestó Anamari Eskildsen.

En su libro Mía, suya, tuya narra la historia de la muerte de su mamá ocurrida en 1998, en Panamá. Para el libro, hizo una investigación y entrevistó a varias personas: al investigador del caso, a quien fue la esposa del dueño de la empresa de bienes y raíces (donde su mamá trabajó solo tres semanas antes de morir), al abogado defensor de su familia, y a la persona que encontró el cuerpo.

Plasma sus memorias de la niña de 13 años que perdió a su mamá y de ella ahora como mujer adulta.

¿El libro siempre estuvo dedicado a tu mamá?

Empiezo contando todo lo que había pasado, desde el momento en que ella desapareció. No era dedicado a ella porque siempre he sentido su compañía, ella me está dando el empuje. Por un lado, sentía el dolor y el terror que debió sufrir la última media hora antes de su partida, y logré sanarlo con la investigación que hice. Por otro lado, siempre he tenido este saber interno, de que, primero, ella está bien; segundo, no quiere ser recordada por cómo murió; y tercero, que debe ser recordada por su esencia, pero también se le debe honrar.

Cuando comencé a escribir pensé que estaba contando una historia que yo sabía, pero en el proceso de investigar fui aprendiendo; el libro me fue llevando de la mano a sanar muchas cosas.

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

¿Cómo supiste de la persona que encontró el cuerpo de tu mamá?

Cuando estaba entrevistando al doctor Guillermo Márquez Amado, abogado defensor de mi familia. Él me la mencionó: Zaidée Sucre. Casualmente es mi vecina de arriba.

Y entonces la entrevistaste…

Lo pospuse; todas estas cosas no eran tan fáciles de digerir. Le prometí al libro que iba hacer la tarea, pero también me prometí que me iba a dar suave. Me di tiempo.

En la investigación descubrí que mi mamá no solo murió a causa de un asesinato por un violador en serie, sino que murió por la corrupción en el sistema. Había un detective dentro del caso que era amigo del asesino y le estaba encubriendo los casos anteriores. El asesino tenía acusaciones por violación, sus víctimas habían dicho donde él trabajaba y dónde quedaba su casa. Lo hubiesen podido agarrar mucho antes. Si la PTJ, como se llamaba en aquel entonces, hubiese hecho su trabajo, mi mamá estuviese viva.

Fue una de las cosas más impactantes que supe con la entrevista de Márquez Amado. Por esos días ocurrió el caso del diputado con las niñas gunas y que él saliera libre, que fuese declarado inocente, me afectó mucho emocionalmente y escribí un artículo de opinión en La Prensa [publicado en abril de 2021]. Por primera vez yo hablaba del tema. Ya tenía un año escribiendo el libro, pero no le había dicho a nadie. Con la publicación de ese artículo recibí cientos de mensajes. En uno de esos mensajes estaba el de Zaidée. Nos encontramos.

¿Zaidée conocía a tu mamá?

Jugaban tenis y era vecina de la casa donde ocurrió el asesinato. En esa parte del libro te das cuenta que todo a mi mamá le jugó en contra.

Mi mamá le había contado que había empezado un nuevo trabajo y Zaidée le mencionó sobre la casa que estaba cuidando y que tenía la llave. A mi mamá le salió este cliente potencial, recordó la casa que le había mencionado y ella le dejó la llave. Esa tarde mi mamá no regresó la llave. A la mañana siguiente Zaidée se fue a jugar tenis y una compañera le mencionó que mi mamá no aparecía. Zaidée me dijo que en ese momento lo supo, me dijo que se volteó y vio sentada a mi mamá en un banquito y que por alguna razón tenía mucha sed. Se acordó [de Lolita, su mamá] y se dijo ‘Lolita está muerta’. Le pidió a la amiga que la acompañara a la casa, sabía lo que iba a encontrarse. En el camino tuvo otra visión donde se imaginó a mi mamá en un charco de sangre.

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

En ese artículo de opinión publicado en ‘La Prensa’, mencionas que el asesino tenía un amigo en el sistema, ¿eso lo amplías en el libro?

Lo escribí en la versión original. Algo que aprendí escribiendo el libro y de la mano de mi editora Julieta, es que al libro solo podía entrar lo que había sido sanado, y eso no había sido sanado. Esa parte la eliminamos.

Los primeros lectores, de la versión original, nos dijeron que ese capítulo estaba muy pesado, como que nos salíamos del libro, porque el libro no solo es del caso. Es mi historia, el libro es primero mía, que suya, que tuya. Es mi historia de sanación y transformación. Es una historia optimista, de crecimiento, de renacer. El objetivo del libro es un camino de transformación y vida, es más vida que muerte.

El énfasis que quiero hacer, lo que engancha es esta historia que parece como de película, pero al final es una historia de que se puede, y lo que se requiere es mirar lo que no quieres ver, es ver aquello que tienes miedo de mirar, porque cuando lo miras, cuando desempolvas, sacas el diamante; de eso se trata esta historia.

Dices ‘ver aquello que tienes miedo de mirar’, ¿lo lograste con el libro?

Empecé cuando tenía 23 años y decidí ir a terapia. El duelo de mi mamá tenía dos partes: el de perder a la madre que es uno de los dolores más grandes que una persona puede vivir, a cualquier edad. Yo hice ese primer duelo entre los 23 y 27 años. Luego, cuando comencé a escribir el libro, me di cuenta de que lo que no estaba sanado era el cómo había ocurrido. Le tenía miedo a los baños, los hombres me generan miedo, inconscientemente. Ya lo traje a la consciencia, estoy más consciente de una herida. El libro me llevó a sanar todo el tema alrededor de su forma de partida, un asunto que no se habla.

Una de mis mejores amigas, nuestras mamás eran mejores amigas, me dijo: ‘Anamari, hasta el sol de hoy me entero de que ella no fue violada’. El tema no se habló, no se habla; no es posible sanar así, y es nuestra manera como sociedad de afrontar el dolor: tapándolo, por eso es que yo invito a mirar.

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

Anamari Eskildsen: ‘No es posible sanar tapando el dolor’

 

¿Cuánto tiempo te tomó superar el duelo?

Cuando trabajaba en Darién conocí a un padre. Él había pasado por todo tipo de pérdidas, pero decía que el dolor de perder una madre, no importa la edad, no se supera. Aprendes a vivir con él, como con una cicatriz.

Nos han enseñado que uno supera las cosas, que hay que superarlo, pero uno no lo supera. Uno aprende a convivir, lo lleva con uno de otra manera. Uno aprende a verle la luz, porque solo en la oscuridad podemos ver la luz.

Mi mamá nunca dejará de hacerme falta. Desde ese día que el padre me dijo eso empecé mi camino de realmente sanar porque fue como ‘¡Ah!, es que yo no la tengo que olvidar, no la tengo que dejar atrás, no lo tengo que superar, ella viene conmigo nada más que de otra manera diferente’.

 

Perfil:

Ani, como se identifica en sus redes sociales, es consultora y facilitadora de aprendizaje experiencial, y ahora escritora. Tiene un podcast llamado Con intención. Es la menor de cuatro hermanos; la única hija. Mía, suya, tuya lo comenzó a escribir en pandemia y lo terminó en agosto de 2021. El lanzamiento virtual será el 17 de marzo. El libro se puede encontrar en www.anieskildsen.com, donde se puede descargar gratis las primeras 25 páginas. También está disponible en Amazon, tanto en impreso como en Kindle.