Una bandana roja sobre su cabello recogido. Su uniforme de todos los días, el de bióloga, de pantalones cargo y botas; el juego de llaves del parque Summit sonando a cada uno de sus pasos, las notificaciones de Whatsapp con mensajes de trabajo que constantemente dan vida a su teléfono celular, siempre a mano.

Era el primer miércoles del año. El sol de un enero panameño, retacado y picante, daba a nuestros rostros la bienvenida al Parque Municipal Summit para la sesión de fotos de esta edición de Ellas.

En una oficina de cálidas paredes de madera, decorada con ilustraciones de especies como el águila arpía, nos esperaba la doctora Angie Estrada, administradora del Summit. Ella, chorrerana, es la primera mujer en dirigir el parque en sus 100 años de historia.

Dando una mirada hacia atrás, Angie ha pasado de crecer en una casa en la que era usual que papá trajera animalitos para que ella y sus hermanos atendieran; a ser una estudiante de biología que iba en busca de ranas por las noches, hasta ver cómo el universo la miró a los ojos cuando ella, soñando despierta, dijo que el trabajo de sus sueños era administrar el Summit.

‘Papá, ¿qué me trajiste? Un venadito para que lo cuides’

Angie Estrada, la primera mujer en administrar el Parque Summit en 100 años de historia

La Dra. Angie trabaja para que Summit sea un espacio reconocido por sus estándares elevados para el manejo de animales silvestres bajo cuidado humano; de colecciones botánicas y de programas educativos públicos. La foto fue tomada en el nuevo recinto para el cuidado de los perezosos dentro del parque. Fotografía. Alexander Arosemena

Nacida y criada en La Chorrera, recuerda cómo su papá, policía jubilado, siempre tuvo un interés muy particular por la naturaleza. No olvida las veces en las que él llegaba a casa con animales como iguanas bebé, gato solo e incluso venado cola blanca para que ella y sus hermanos los cuidaran para regresarlos a su entorno natural. “Cerré un círculo. Ahora estoy en un lugar donde se hace rescate de vida silvestre, lo mismo que yo hacía cuando tenía seis años sin saberlo”.

A pesar de estas experiencias, cuando Angie dijo a su familia que estudiaría biología, tuvo la reacción que según cuenta recibe usualmente un aspirante a esa carrera: “Me preguntaron que a qué me dedicaría. En ese momento no se entendía qué hacía un biólogo”.

Angie Estrada, la primera mujer en administrar el Parque Summit en 100 años de historia

La doctora Angie en una foto de su infancia, con sus padres y sus tres hermanos.

Estudió en la Universidad de Panamá. Como siempre tuvo afinidad con las plantas, fue emocionante para ella encontrarse con un departamento de botánica muy bueno en su facultad, que contaba con docentes referentes de mujeres muy exitosas en el campo como la profesora Mireya Correa, “una eminencia en botánica en Panamá”, describe Angie.

A lo largo de su carrera universitaria estudió a las ranas. Recuerda con gracia cuando iba con un grupo de amigos de la universidad a “ranear”, palabra que entre ellos usaban para referirse a sus recorridos a parques y bosques a buscar estos anfibios para estudiarlos.

En ellas basó sus estudios de doctorado en la Universidad de Virginia Tech, en Estados Unidos. Ahí llegó gracias a la guía de una profesora con la que trabajó en un proyecto de Smithsonian dedicado al rescate y conservación de anfibios, que se desarrollaba en Summit, casualmente, frente a su actual oficina.

‘¿Qué haré en Panamá?’

Angie Estrada, la primera mujer en administrar el Parque Summit en 100 años de historia

Fotografía. Alexander Arosemena

Después de cinco años de doctorado, la bióloga debía pensar en sus próximos pasos; entre ellos, decidir si quedarse en Estados Unidos o regresar a Panamá. Justo en esos tiempos, durante una conversación con sus compañeros de universidad, una idea cruzó por su mente. “Una compañera me preguntó qué haría en Panamá a mi regreso. Le respondí que sentía que el trabajo que quería no existía en mi país. Ella insistió. Me preguntó que si tuviese que elegir una posición existente en Panamá, cuál sería. Así, sin titubear, le dije que deseaba ser la directora Summit”.

Regresó a Panamá. Cayó la pandemia. A principios de 2020, un colega le dijo que había una oportunidad de trabajo en Summit. No le especificó de qué se trataba el cargo. Envió su hoja de vida y pasaron algunos meses sin recibir noticia. Un día recibió una llamada de parte del alcalde de la capital para decirle que, por su impresionante hoja de vida, querían ofrecerle el puesto de administradora del parque.

Se preparó para ese rol que, aparte de sus conocimientos como bióloga de campo, requería otras habilidades. Tomó cursos de liderazgo y se inspiró en otras mujeres con experiencia en cargos de alto perfil. “Con esta experiencia he entendido que el doctorado no importa si no tengo empatía; que no importa qué tanto me gusta lo que hago si no soy empática con mis colaboradores o si no trato con amabilidad a los visitantes. Llegué pensando que venía a trabajar con animales y con plantas, pero no, mi trabajo es con la gente”.

Para la bióloga, ser la primera administradora de Summit es una continuación del trabajo de todas las mujeres que han participado en la resiliencia del parque. Ve este rol como una responsabilidad para continuar el legado histórico y ecológico del lugar en la memoria de los panameños.

El equipo técnico que lidera los proyectos de avance de Summit está conformado por mujeres. “La representación femenina en puestos de liderazgo en áreas de las ciencias se hace más necesario que nunca. Aportamos una visión distinta a la resolución de problemas. Que el equipo técnico sea en su mayoría mujeres no es excepcional, pero me siento orgullosa de la oportunidad de cambiar pequeñas cosas en nuestra cultura como institución o formar parte de la toma de decisiones que la transformará”.

El Summit no es un zoológico

Angie Estrada, la primera mujer en administrar el Parque Summit en 100 años de historia

Fotografía. Alexander Arosemena

Hace 100 años, este sitio fue creado como una finca experimental de plantas por la antigua compañía del Canal de Panamá. Desde distintos lugares del mundo llegaron especies como caña de azúcar, teca, caucho, bambú y más para ser sujetos de interés en temas científicos, comerciales y otros. Años después llegaron los animales y se convirtió en un refugio de vida silvestre y centro educativo. El parque ha cambiando a través de la historia y seguirá haciéndolo.

Educar a los visitantes a que den valor a la naturaleza y aprendan a interactuar en los espacios verdes es parte del trabajo. “Los panameños no sabemos qué hacer en las playas y las llenamos de música y basura. Queremos ser un espacio seguro donde se pueda venir a compartir sin verlo como un zoológico”.

La doctora Estrada aclara que los animales en el parque no están ahí para entretenimiento. “No podemos liberarlos porque tienen algún condicionamiento de comportamiento o por alguna restricción física que les impide sobrevivir en su hábitat. Solo el año pasado rescatamos más de 400 animales”, comenta. “Queremos que la relación del visitante sea de empatía con la fauna, de curiosidad por las plantas, valorización de este y otros espacios verdes en nuestra ciudad, y de asombro por nuestra biodiversidad”.