El viernes 14 de agosto agosto despegó del aeropuerto de Tocumen el vuelo comercial con operaciones controladas, de Copa, rumbo a Miami. Hace cuatro meses, por la pandemia, la línea área suspendió sus vuelos comerciales. En esa nave, la CM 4441, iba Ana Rincón y su esposo.
Ana es propietaria de la agencia de viajes Jafis Services, que se especializa en turismo inclusivo. Meses atrás ella había comprado un boleto para junio que le pemitiría visitar a su mamá y al resto de su familia que viven en Miami. Pudo reprogramar su viaje para estar en este primer vuelo.
La industria aérea y de turismo espera que sean justo este tipo de pasajeros los que primero vuelen después de la cuarentena: personas que se quieren reunir con familiares que viven fuera. “Hemos visto a tantas personas perder a su familia que si la tienes contigo, quieres estar con ella”, cuenta Ana quien narró su experiencia en este viaje.
Al llegar al aeropuerto de Tocumen solo pueden entrar los que van a viajar y cumplen con los requisitos. El piso tiene señalizaciones para guardar la distancia. Durante la fila y el registro de equipaje se mantiene la distancia entre personas. Un pasajero no puede pasar al mostrador hasta que el otro se retiré por completo. Ese tipo de medidas hace que los procesos sean más lentos.
Se debe llegar tres horas antes, recomienda Ana y también Copa en su sitio web. En migración y aduana se sigue el mismo protocolo de antes, pero manteniendo la separación física. Las bandejas donde se colocan los objetos personales antes de pasar por el escáner se limpian cada vez que se usan, cuenta la propietaria de la agencia de viajes.
No encontraron ningún lugar en el aeropuerto donde tomar un café, ni comprar nada. “El lugar estaba en tinieblas”, dice para referirse a que el aeropuerto de Tocumen siempre bullicioso y lleno de tiendas tenía en ese momento sus comercios cerrados.
Como era un viaje hacía Estados Unidos, pasaron por una segunda revisión en la puerta de embarque. En la sala de espera había marcas en los asientos para evitar que las personas se sentaran una al lado de la otra. Hasta ese momento sintieron que todo iba muy bien.
Así viajé en el primer vuelo comercial hacia Miami
Cuando se hizo el anuncio de abordar casi todo el mundo se levantó. “En ese momento se aglomeró la gente y se dejó de respetar la distancia”. Ana pensó que debió llamarse por orden de filas, y hacer énfasis en seguir esa indicación. “Las personas no hacían caso y el personal no parecía lo suficientemente empoderado para llamar al orden”. Después de un rato y tras la aparición de un supervisor, se procedió al abordaje por filas: primera clase y personas con necesidades especiales primero.
Una vez a bordo, todos los pasajeros recibieron una bolsa con gel alcoholado y toallitas con solución alcoholada. El viajero debe ser capaz de manipular, subir y bajar, la maleta por su cuenta, advierte Ana. La tripulación, que lleva un traje blanco de protección, no toca el equipaje.
Sigue vigente la norma de no llevar líquidos a bordo. Ana sabía que en el avión no habría servicio de bebidas. A los pasajeros les repartieron una botella de agua, lo que podría ser poco para quienes beben mucha agua como era el caso de Ana, ella pidió otra botella y le respondieron que no había. Durante el vuelo les ofrecieron unas cajas de comida que incluía un emparedado. Eso no lo esperaban.
Así viajé en el primer vuelo comercial hacia Miami
Así viajé en el primer vuelo comercial hacia Miami
Así viajé en el primer vuelo comercial hacia Miami
Si acaso había diez asientos vacíos en toda la nave, recuerda Ana. Todas las sillas de las filas se ocuparo, sin dejar asientos vacíos en medio.
Agrega que los pasajeros llevaban todos mascarilla y con frecuencia se aplicaban alcohol. “Unos cada pocos minutos y otros más espaciados”. En los baños notó la disponibilidad de gel alcoholado. En su pagina web Copa indica que los baños se desinfectarán cada 1.5 horas en todos los vuelos.
Apena el vuelo toco tierra volvió a haber otro momento de aglomeración. La mayoría de las personas se levantó a la vez para salir del avión. Ana opina que hizo falta hacer más énfasis en que las personas deben esperar y salir por orden de fila.
Los pasajeros de este vuelo debieron embarcar dos veces, me contó casi al final de la entrevista Ana. Un desperfecto técnico obligó al avión, ya en vuelo, a regresar. Estuvieron un rato esperando en la pista, pero después de unos minutos ordenaron a los viajeros bajar y subir a otro avión. “Por suerte hay muchas naves disponibles”, comentó con humor.
En el aeropuerto de Miami, aunque encontró protocolos sanitarios, no le pidieron prueba de Covid 19. Tampoco le recomendaron estar en cuarentena, sin embargo ella como tiene a su mamá en edad de riesgo en caso de contraer la enfermedad, permanece en cuarentena voluntaria. Pero sabe que en otras de Estados Unidos sí se exige la prueba. En esta ciudad estadounidense pudo notar que a diferencia de Panamá, muchas personas no usan mascarillas ni guardan la distancia. “En la fila para alquilar un auto, en el aeropuerto le tuve que pedir a una persona que mantuviera la distancia y se molestó”.
Sobre los precios de los boletos, Ana comenta que a ella le mantuvieron la misma tarifa, porque se acogió a la primera de las tres opciones que dio la aerolínea para quienes compraron antes de la pandemia y no pudieron viajar en la fecha prevista: reprogramar el vuelo manteniendo el mismo costo; las otras alternativas eran adquirir un certificado de viaje con un 20% adicional o recibir un reembolso.
En sus redes sociales Ana compartió información de su viaje, “me pareció importante contarlo porque hay mucha gente que quiere saber cómo serán ahora los viajes y muchos van a esperar hasta sentir que pueden hacerlo de manera segura”.
Así viajé en el primer vuelo comercial hacia Miami