Carmenza Spadafora quiere hacer posible un dispositivo que permita tratar la malaria sin drogas. Natalia Tejedor Flores estudia los manglares en la bahía de Panamá. Una en su laboratorio; otra analizando datos que recoge una torre en los humedales, ambas hacen ciencia y por ello fueron elegidas para estar en la lista de 25 mujeres en la ciencia en Latinoamérica, un proyecto que lleva adelante la compañía 3M desde 2019.
Una doctora enfocada en la conservación
Como siempre obtenía buenas notas, los padres de Nathalia Tejedor le aconsejaban que fuera doctora. Ella creció en la capital de la provincia de Veraguas y se trasladó a la ciudad de Panamá donde se licenció como en ingeniera ambiental. En la Universidad de Salamanca, España, obtuvo su doctorado en Estadística Multivariante Aplicada. Esa formación le permite trabajar en el proyecto de Análisis de flujos de CO2 y vapor de agua de un ecosistema de manglares, en la bahía de Panamá.
La doctora Tejedor Flores obtiene los datos gracias a una estructura muy particular, una torre metereológica ubicada en un manglar. En el mundo solo hay tres más como esas, dos en China y una en Estados Unidos.
Conocer el estado de las manglares y entenderlos es necesario para conservarlos, cuenta la doctora Tejedor. En ellos viven o anidan varias especies de animales y el manglar protege a las costas de la erosión y de marejadas.
Carmenza Spadafora y Natalie Tejedor: científicas panameñas reconocidas por 3M
La científica que pensé en otra cura
¿Y si se pudiera curar la malaria sin drogas? La doctorado en Biología Molecular y Farmacología Carmenza Spadafora tuvo hace muchos años la idea de encontrar un tratamiento para la malaria a través de microondas. Así se le ocurrió usar microondas. Su propuesta le mereció un subsidio de la Fundación Gates, que le permitió poner a prueba su idea.
La doctora Spadafora lleva diez años trabajando en este proyecto. Sus esfuerzos, y los de su equipo de trabajo, se han centrado en probar que las microondas pueden inhibir el parásito de la malaria. También ha tenido que responder a las dudas surgidas sobre esta técnica. No, las microondas que utiliza no son de cocina, no queman. Son parecidas a las microondas que irradia un teléfono celular, o la tecnología de comunicación bluetooth.
Ya ha puesto a prueba la tecnología en un ser vivo. Tiene los datos y resultados para ser publicados. El siguiente paso es probarla en un primate para después hacerlo con un ser humano. “Las microondas son baratas, son cada vez más portátiles y sus baterías, mejores. Pueden ser una una solución sobre todo para Africa, la malaria es lo que los ha mantenido en la pobreza”.