Estimado Giorgio Armani,
¿Por qué escribo esta carta? Porque creo firmemente en la importancia de expresar gratitud y recordar momentos que han impactado nuestras vidas. A veces, estos momentos nos enseñan valiosas lecciones sobre la perseverancia y los sueños.
Este año, en que se celebra tus 90 años (hoy 11 de julio), me parece una ocasión perfecta para compartir una historia significativa.
Quiero compartir un recuerdo entrañable de hace 19 años, cuando mi esposo y yo vivíamos en Milán. Recién casados, explorábamos la ciudad con entusiasmo. Mientras mi esposo trabajaba, yo iba a mi curso de italiano y paseaba por Brera y los mercatinos. Un día, disfrutando de un inolvidable gelato de chocolate con peperoncino, descubrimos el Observatorio de Brera, donde, con reservación estricta, podíamos contemplar las estrellas de una manera mágica.
Una noche, el guía del observatorio mencionó que la luz de la casa de Giorgio Armani se encendió… “la del techo de enfrente”, dijo. Inspirada, decidí intentar algo audaz. Siempre he sido estratégica y no se trata solo de hacer cosas especiales, sino de buscar el mejor momento, y buscando... descubrí que usted cumplía años en un mes y medio, así que tenía todo planeado para esperar al día de su cumpleaños.
Usé mi ilustración favorita para diseñar una tarjeta de Auguri y cosí un sobre de tela con una máquina de esas antiguas hermosas que me prestó el Sr. Salvatore, conserje del edificio en vía Tolsotoi.
Esta es la tarjeta que le di a Armani, estaba impresa de ambos lados y tenía un sobre de tela cosido por mí con una máquina que pedí prestada.
El 11 de julio me planté frente a su casa con la esperanza de entregárselo personalmente. Salieron unos guardias, pero se rieron cuando vieron mi intención y solo me pidieron que no estuviera físicamente en las escaleras del edificio. Eso me dió la pista de saber que usted ¡sí estaba en casa! Así que el resto del tiempo que esperé, era aún más ilusionada. ¡Y sí! logré darle mi tarjeta y felicitarlo. Usted, con gran calidez, me abrazó, me agradeció y me regaló una sonrisa hermosa (cierro los ojos y la veo, la atesoré porque fue una sonrisa hermosa, de esas que son con la mirada).
En ese momento sentí un gran logro: ¡conocí a Armani! Hoy, siendo mamá y compartiendo esta historia con mis hijos, me río; ellos siempre me preguntan “mamá, ¿y si Armani no hubiera estado ahí?” Yo solo sé que cada intento vale la pena, y el proceso es parte de la aventura. Tuve suerte que sí estaba en casa ¡y fue inolvidable!
Hoy día reflexiono que perseguir nuestros sueños requiere más de un intento… y sí esa mañana en la puerta de su casa, requirió mucha audacia, atrevimiento, ingenio, pero la vida es un hermoso camino que construimos nosotros mismos, y aunque a veces parezca que nuestros sueños están en pausa, nunca es tarde para retomarlos.
Este 11 de julio no estaré en su puerta, pero sí quiero estar presente y enviarle mis mejores deseos a través de esta carta que mando a través de revista ELLAS. Espero que le llegue este mensaje y ojalá se acuerde de nuestro encuentro. Celebro desde Panamá su cumpleaños. Gracias por aquél saludo cálido y muy felices 90.
Como madre, les enseño a mis hijos a soñar alto y a ser perseverantes, creo que usted es un gran ejemplo de eso. Los sueños no se logran de una sola vez, sino con constancia y pasión. ¡Con afecto y admiración, Auguri!
Después de conocerlo el día de su cumpleaños en su casa, me lo encontré un día decorando una de sus tiendas en Milán. Giorgio Armani se mostró con mucha humildad, cuando vi que era él quedé en shock. Una belleza de persona.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.
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