Han pasado siete días desde que recibí los resultados de mi prueba. Siete días en los que he estado confinada en mi cuarto, en los que solo he tenido contacto humano a través de la tecnología y he entendido el valor de un abrazo.
Son días en los que la mente está activa y el cuerpo en constante batalla contra un nuevo enemigo. Hoy me es fácil mirar hacia atrás y darme cuenta de todas las señales que estuvieron en el camino; el día en que sentí que me faltaba el aire, cuando me tomé la temperatura y tenía décimos de fiebre, y cuando me dio un dolor de cabeza de manera distinta a la usual.
El 27 de marzo recibí los resultados de mi prueba de Covid-19 y salió positiva. Fue un día complicado y lleno de emociones e incertidumbre. De salud me siento bien. Actualmente no tengo ningún síntoma más que la pérdida del olfato, que fue la principal razón por la que me hice la prueba. Cualquier síntoma antes de esto, para mí, pasó completamente desapercibido.
Todavía no sé cómo lo pude haber contraído, no sé de nadie cercano que tenga síntomas o sea positivo. En el último mes he visto a un grupo muy limitado de personas a las cuales les escribí para avisarles y responder cualquiera pregunta que tuvieran.
Carta de una portadora de Covid-19: ‘Todavía no sé cómo lo pude haber contraído’
Deseo recordarles que el enemigo es invisible, no tiene fronteras y no discrimina. El portador puede ser tu hermana, mamá, amiga, vecina, etc… y la mejor receta médica es quedarse en casa.
Si sospechan que algo esta fuera de lo normal, díganlo, llamen a su doctor, asesórense. Seamos honestos y responsables con las personas que nos rodean y honremos a los que no pueden gozar de la buena salud siendo transparentes si presentamos síntomas. Esto es algo sin precedentes por lo que está pasando el mundo entero. El mejor científico ahora mismo no tiene todas las respuestas. El mundo está dándonos una pausa, no unas vacaciones, usémosla de manera positiva, seamos solidarias con todos, con el equipo médico, con el personal que sigue trabajando en farmacias, supermercados, con los comercios que siguen abiertos.
Quedándonos en casa todos podemos aportar nuestro granito de arena y aminorar el efecto que esto puede tener en todos.
Es entendible la incertidumbre que ahora sentimos, la inseguridad económica, los trabajos y el efecto social que esto causará. Seamos pacientes con las respuestas que exigimos porque nadie estaba preparado para esto. Tratemos de encontrar nuestras propias respuestas. Abramos la mente a aceptar nuevas realidades y a adaptarnos a ellas.
Es curioso cómo, encerrada entre las cuatro paredes de mi cuarto, he aprendido a ver muchas cosas diferentes. Lo fácil que es entretenerse con lo que uno ya tiene, el ingrediente secreto de la comida casera es el amor, mi clóset tiene más cosas de las que necesito, el apoyo de las personas es energía para el alma y la salud no solo es física, también es mental. Lo más importante es que hoy puedo ver para atrás y saber con seguridad lo importante que es quedarse casa.
El día antes de saber que era portadora del virus, escuché un panel virtual sobre el tema de Covid- 19. Se habló mucho de los mercados, del impacto económico, pero se cerró con un tono más filosófico: “En cada reto hay una oportunidad y entre más grande el reto, más grande la oportunidad”. Es ahora cuando cada uno tiene ‘carte blanche’ para convertir este reto en una nueva oportunidad.