El martes 1 de julio los alrededores de la Asamblea Nacional amanecieron custodiados por policías, que pronto fueron acompañados por ruidos de pailas y arengas.
Ese día volvía a entrar en funciones regulares el Órgano Legislativo. También se cumplía el primer año del nuevo gobierno, y en medio de la pandemia, y a pesar de la cuarentena, varios grupos organizaron salieron a la calle para manifestar disconformidad por la manera en que se ha manejado la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus, y las sospechas de corrupción.
Cerca de la Asamblea protestaron un grupo de bomberos, y también estudiantes. Entre los asistentes, las cámaras captaron la presencia de varias mujeres.
Panamá mantiene desde principios de abril una restricción de movilidad por género. Ese miércoles era, como se dice ahora, día de las mujeres. Ellas estaban en la calle.
“En Panamá, las mujeres nos hemos venido movilizando desde hace mucho tiempo, lo cuenta la historia con sus nombres, algunos invisibilizados, sobretodo los de las mujeres afrodescendientes e indígenas que no tienen acceso a privilegios que otras mujeres sí. Eso es una realidad”, explica Sharon Pringle educadora popular, feminista y periodista.
‘¡Distancia, compañeros, distancia!’. Con su altavoz esta manifestante, entre otros mensajes, recordaba la medida sanitaria Foto: Corprensa/ Agustín Herrera
Detrás de la pancarta, una mujer
‘Cambienos el sistema no el clima’, se lee en la pancarta que porta esta manifestante, cerca de la Universidad de Panamá. Foto: Corprensa/Román Dibulet
Detrás de la pancarta, una mujer
En la Universidad de Panamá, a pocos kilómetros de la Asamblea Nacional, también salieron a la calle los estudiantes. Tanto entre los manifestantes, como entre los reporteros gráficos que cubrían la marcha, se compartían el contenido de alcohol para desinfectar.
La enfermedad del covid 19 ha marcado un antes y después en la vida diaria, en las naciones y también ha resaltado los problemas: el desempleo, la pobreza y corrupción se nota más, como explicó la doctora Virginia Torres, investigadora del Centro de Investigaciones Científicas de Ciencias Sociales de la Universidad Santa María La Antigua, en la ponencia ‘Los trabajos de las mujeres en tiempos de COVID-19: una mirada de género’.
Todos estos problemas aumentan el descontento social. “Cada tiempo tiene una expresión distinta. Acorde al contexto, esas protestas adquieren características únicas”, dice la activista Sharon Pringle. Añade que: “así como las olas del feminismo, no son casualidad, responden a coyunturas y momentos políticos que sienten nuestras cuerpas (sic), que sostienen el cuidado de la sociedad”.
Los cubrebocas se conviertieron en otro lienzo para mensajes de protestas.
Detrás de la pancarta, una mujer
Foto: Corprensa/Agustín Herrera
Detrás de la pancarta, una mujer
El 43% de los casos de covid-19 diagnosticados en Panamá son de mujeres, esto según las cifras del Ministerio de Salud, actualizadas el 1 de julio.
La pandemia aumentó el trabajo de las mujeres en la casa, alrededor de tres cuartas partes de las tareas del hogar lo hacen ella, pero también puso en situación más vulnerable a las trabajadoras domésticas que quedaron sin ingresos, y el 82% no cuenta con seguridad social.
Por otro lado, el 80% de los profesionales de enfermería son mujeres. Y los puestos de cajeras y atención al cliente en supermercados, que han tenido que seguir funcionando, son realizados por ellas, según mostró el documento Impacto del COVID-19 en las mujeres, que a mediados de junio presentó ONU Mujeres y el Ministerios de Desarrollo Social.
Detrás de la pancarta, una mujer
La corrupción fue el tema central de varias pancartas.
Detrás de la pancarta, una mujer
Personal de salud también se ha manifestado repetidamente exigiendo mejores condiciones para su trabajo. Y entre las que protestan están mujeres como la dirigente Priscilla Vásquez de la Asociación de Empleados de la Caja de Seguro Social. En su foto de estado de WhatsApp tenía, esta semana, fotos de dos colega fallecidas recientemente a causa del Covid 19.
Según Priscilla Vásquez, el gobierno no ha logrado una política sanitaria y económica que responda a las necesidades de la población. El personal de salud no está protegido y los trabajadores, tanto informales como formales, viven tiempos de incertidumbre. “Quienes tienen contrato suspendido, por ejemplo, no reciben pago, ni liquidación. Ningún ingreso”, comenta.
En cuanto a la forma de enfrentar la pandemia, la dirigente comenta: no tiene sentido localizar a los contagiados y luego no darles seguimiento. Dejarlos en casa, por su cuenta. Esto se evidencia en que la ocupación de los hoteles, donde se hospedan a contagiados, no supera las 900 personas; sin embargo los números totales de infectados aumentan.
Vázquez comentó que esta semana van a seguir protestando.
El viernes 3 de julio personal de ginecología, en el Complejo, protestaba por el traslado de embarazadas a un hospital de primer nivel. Foto: Agustín Herrera
Detrás de la pancarta, una mujer
Como dice Sharon Pringle.”Lo importante es renombrarnos, reconocernos, con nuestras voces y diversas demandas, todas deben caber, las de las afros, que no son iguales a las de las mujeres indígenas, ni a las mujeres con discapacidad, o las lesbianas, las de mujeres que empezaron el camino y siguen entre nosotras. Cada una de nosotras tiene una voz que debe ser escuchada”.