Click aquí: Dos de estos. Click acá: No, mejor tres. Click. Esto también lo necesito. Checkout, click y ¡Tarjetazo! Y a esperar que me llegue. Así de fácil.
Al inicio de la cuarentena era una odisea el simple hecho de conseguir las frutas y vegetales. Hubo un brote de empresas que prometían llevártelos a la puerta. Intenté con varios. Algunos me traían el pedido incompleto, sin avisarme, pero me cobraban el delivery completo. Otros se olvidaban de mí. Y así fue que di y di hasta encontrar a Mongo Kiosko que me ha traído todo como lo he pedido -y si no pueden, me avisan con tiempo. Que si necesito los zucchini y camotes gruesos para mis chips o los guineos verdes ya que los necesito maduros para después en la semana. Y de vez en cuando, me mandan una piña dulce y madurita de ñapa.
Antes de la pandemia, compraba las carnes en Pricesmart o en La Casa del Jamón. Tuve que buscar otra opción. Salir a hacer las compras en mis dos horas el día que me tocaba -además de atender clientes y pedidos- era como correr el Determination Race. Por cierto, no entendí por qué los negocios de comida teníamos salvoconducto para estar en la calle pero no para entrar a los comercios a comprar insumos.
Encontré a ICSA Carnes. Al principio, no estaban preparados para atender tanta gente vía Whatsapp -yo tampoco- pero no demoraban 5 días o más para entregarme. Como todos, ya se adaptaron. Hago mi pedido y al día siguiente llega. Eso sí, tengo que pedir 30 libras de carnes, por lo que hago las compras de mi negocio y de mi casa.
Mi principal distribuidor, cerró las primeras semanas, y casi me da un faracho. Por suerte tenía inventario y a la semana regresaron a la normalidad.
Todavía voy a Pricesmart, pero de vez en cuando. Aunque he oído quejas, me funciona su sistema de Click and Go. Mi secreto es hacer el pedido el día anterior y pasar a primera hora a retirarlo. ¡A las 6:30 a.m. que abren no hay casi nadie! Belleza. Aunque a veces extraño pasear por los pasillos como antes. Si no hay fila y tengo tiempo, me bajo para despejarme un poco de las cuatro paredes de la cuarentena.
Al supermercado voy, si acaso, una vez al mes a comprar lo que ya no encuentro en ninguno de los otros. Compró lo que necesitaré durante el mes para minimizar esa salida.
Antes salía a buscar flores y frutas frescas para decorar los dulces. El tema de hacer las filas, para ver si hay las que necesito, y en el día que me toca ya hace que se salga del presupuesto. Así que las dejé de ofrecer. Después de todo, es algo bonito en un dulce, pero ¿es necesario?
Estos negocios se ganaron su mención aquí por adaptarse a lo que yo necesitaba durante la cuarentena. Si usted busca con quien hacer canje por publicidad o un giveaway, no me busque. [Este tema lo dejo para otro artículo.]
Regresando al tema… Muchas empresas hemos aprendido a competir por algo más que precio. Yo elijo al que me trae lo que necesito, cuando lo necesito, bajo medidas de higiene adecuadas, con un sistema de compra fácil. Obvio que con un precio justo, pero no es el principal factor de compra. ¿Y tú? ¿Cambiaste tus estándares de compra durante la cuarentena?
La autora es propietaria de Sano Pecado