Gisselle Guerra se propone estimar la erosión costera en la Bahía de Parita. Yazmín Mack, evaluar la calidad del agua para consumo humano utilizando un laboratorio móvil en Tonosí.
Con estas propuestas, dos científicas de la Universidad Tecnológica de Panamá recibieron el Premio Nacional L’Oréal–UNESCO Por las Mujeres en la Ciencia, que este año eligió a dos ganadoras. Esta distinción la respalda la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, Senacyt, que viene promoviendo la participación de más mujeres en carreras científicas.
El 6 de diciembre la Casa del Embajador de Francia en Panamá se convirtió en el escenario de la ceremonia de premiación. Las ganadoras fueron anunciadas el 18 de noviembre. Al evento asistieron familiares de las científicas ganadoras, colegas y también ganadoras de ediciones anteriores como la bióloga especialista en herpetología Gina Della Togna (2019) y la biotecnóloga Mairim Solís (2020).
Este galardón se concede a proyectos de investigación en curso, dirigidos por una científica panameña con título doctoral o cursando estudios doctorales. Este año se presentaron 13 postulaciones. Además de una subvención para investigar, este reconocimiento ofrece una una vitrina para dar a conocer a las científicas y a su trabajo. Lo que puede inspirar a otras mujeres.
El Premio Nacional L’Oréal-UNESCO Por las Mujeres en la Ciencia surgió a partir del programa internacional L’Oréal-UNESCO For Women in Science, que ha reconocido a 1,700 científicas de 108 países.
El premio, que es regional, escogió a 10 ganadoras de Centroamérica y la región andina: 6 en Colombia, 2 en Perú y 2 en Panamá. Hasta ahora se ha premiado a ocho científicas del istmo. Esta es la segunda vez que se entrega a dos panameñas el mismo año. En 2017 lo ganaron Laura Patiño (doctora en Química) y María Beatriz Carreira (doctora en Neurociencias).
La doctora Gisselle Esther Guerra Saval es investigadora del Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas de la UTP e investigadora asociada a Coiba AIP.
El director de Senacyt destacó ambos proyectos de investigación porque “contribuyen a generar nuevos conocimientos y aportan datos científicos para toma de decisiones sobre la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad panameña, la adaptación y mitigación del cambio climático”. Agregó que se relacionan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los relativos a salud y bienestar, agua limpia y saneamiento.
El objetivo de la investigación de la Dra. Guerra sería estimar la tasa de erosión en comunidades costeras dentro de la Bahía de Parita, mostrando que las costas son uno de los ambientes terrestres más dinámicos, y sus cambios se relacionan con procesos naturales y actividades humanas.
La Bahía de Parita tiene una alta exposición al cambio climático, y es una de las zonas más vulnerables al aumento del nivel del mar en el pacífico panameño, lo que favorece la erosión en la costa. Esta erosión costera entonces limita las actividades económicas, reduce la protección natural de la costa (manglares, dunas, bancos de arena) y genera presiones en los asentamientos humanos costeros.
La doctora Yazmin Lisbeth Mack Vergara es investigadora en el Centro Experimental de Ingeniería-Laboratorio de microestructura y ecoeficiencia de la UTP.
El proyecto de la doctora Yazmin Mack tiene como objetivo fortalecer el laboratorio móvil de calidad de agua del proyecto “Morbilidad vs la Calidad del agua para Consumo Humano en Tonosí: un estudio piloto” con insumos y accesorios necesarios para la evaluación de la calidad del agua incluyendo la identificación y cuantificación de parámetros no convencionales como metales pesados y plaguicidas, en zonas alejadas.
Inicialmente, el proyecto se ejecuta en zonas de actividad agrícola y ganadera de Tonosí, Los Santos. Sin embargo, el laboratorio móvil puede atender otras regiones y casos de emergencias ambientales.
Ambas doctoras agradecieron a sus equipos de trabajo y a sus familiares que han sido su apoyo. La doctora Mack compartió que en la escuela secundaria no fue la alumna con las calificaciones más altas en materias científicas, pero le gustaba y eso la hizo perseverar. Para ella el ver a otras mujeres avanzar y luchar por sus sueños ha sido una inspiración.
La doctora Guerra, cuya madre es ingeniera, agradeció el apoyo de sus padres quienes la guiaron y también apoyaron su decisión de estudiar ingeniería ambiental. Incitó a las jóvenes a confiar en sus sueños y a trabajar por ellos, aún cuando les digan: “de eso no vas a poder vivir”.
Ambas doctoras se conocen y han tenido oportunidad de trabajar juntas y durante la premiación se felicitaron y mostraron admiración una por otra.