En su libro de memorias, Jill Biden cuenta que el día en que ella nació su abuela no estaba feliz. Su llegada al mundo consolidaba el matrimonio de sus padres, que su abuela no aprobaba. Para rematar, Jill era idéntica a su padre.
Así de íntimo es su relato, en un libro de poco más de 200 páginas donde no teme hablar de la adversidad: de su divorcio, de convertirse en figura materna de dos niños que habían perdido a su madre o del cáncer que acabó con la vida de su hijo mayor Beau.
Hay que aclarar que Jill Biden describe su infancia, siendo la mayor de cinco hermanas, como feliz; con la relativa comodidad de una familia que vivía el sueño americano y que estaba encabezada por dos padres que se amaban, a pesar de que su abuela no gustaba del papá de Jill.
En Estados Unidos, en tiempos de elecciones, los focos no solo alumbran y persiguen a los candidatos, también se posan sobre sus parejas. Sobre ellas, se supone, recae mostrar al público la parte familiar y personal del aspirante a la Casa Blanca. Las luces apuntan en estos días a Jill Biden.
De ganar la presidencia su marido, el próximo 3 de noviembre, ella ocuparía el puesto de Lady of the United States o Flotus, una abreviatura que es familiar en las redes sociales que maneja el equipo de la primera dama.
Jill Biden es una profesora de literatura que trabaja en un community college, un instituto de educación superior. En un encuentro durante la administración de Obama contó que le gustaba enseñar en estos centros por sus alumnos, donde puede encontrar a esforzados jóvenes que trabajaban de día y estudian de noche o a personas que después de muchos años volvían a las aulas. Se mantuvo enseñando cuando Biden fue vicepresidente de Barak Obama.
Aunque ahora se ha puesto al frente para pedir el voto por su esposo, por mucho tiempo ella prefirió mantenerse a la sombra e incluso llegó a esquivar a recién conocidos que le preguntaban si tenía relación con el vicepresidente con la respuesta: ‘somos parientes’.
Pidió que sus escoltas, durante sus años como second lady, vistieran como estudiantes universitarios para no llamar la atención.
El diario El País de España título, en agosto de este año, un artículo que decía Jill Biden, la profesora de inglés que evita los focos
En segundas nupcias
La pareja empezó a salir en 1975. Han contado que Joe y su hermano vieron a Jill en un cartel promoviendo los parques nacionales y que cuando el candidato la miró dijo: “con una chica así me gustaría salir”. Su hermano le dijo: “yo la conozco”. Y le consiguió el número de teléfono, según cuenta un artículo de Vanity Fair.
En ese momento, él era un viudo con dos hijos. Un par de años antes, en 1972, mientras hacía compras navideñas, el carro en que viajaba su esposa Neilia y sus tres hijos fue embestido por un camión. Sobrevivieron los dos varones: Beau y Hunter. Su hija, Naomi, de un año de edad y su esposa murieron.
Dra. Jill Biden, aspirante a Flotus
Los Biden han contado su historia en libros biográficos que fueron publicados después de dejar la vicepresidencia. El libro de Jill se tituló Where the Light Enters: Building a Family, Discovering Myself (2019). Se ha repetido en muchos artículos que Jill, entonces divorciada, rechazó cuatro veces la propuesta de matrimonio de su actual esposo.
Ella ha contado que no podía tomarse a la ligera ese “sí, acepto”. La vida de dos niños estaban en juego, y ella, que ya había pasado por un divorcio, deseaba estar segura de que el matrimonio pudiera funcionar. Se casaron y los niños los acompañaron a la luna de miel.
En 1981 nació Ashley, la única hija de ambos que tuvieron. Sin embargo los hijos de Biden siempre la han llamado mamá.
En su rol como second lady, Jill acompañó a Michelle Obama en proyectos de apoyo a favor de los militares estadounidenses y sus familiares, debido a que Beau Biden sirvió en el ejército. En su Twitter la dra. Biden se identifica como madre de militar.
Jill corre maratones y sigue activa físicamente a sus 69 años de edad. Grabó su discurso de apoyo a su esposo, para la convención demócrata, desde un centro educativo e insistió en la importancia que debe darse a los profesores. Su tesis doctoral estuvo centrada en combatir la deserción escolar.
Se ha hecho famosa la anécdota de que al ella doctorarse, en 2007, su esposo mandó a poner un letrero fuera de la casa en que se leía: “aquí viven la doctora y el senador Biden”.
Ella no ha dudado en repetir, los últimos meses, que en el gobierno de su marido la educación será un tema importante.
Durante la campaña, la esposa de Biden ha salido en titulares en momentos muy puntuales. Hace unos día hizo que su esposo diera un paso atrás, distanciamiento social, mientras daba unas declaraciones a un grupo de periodistas.
También protegió a su esposo en marzo de este año. Mientras Biden daba un discurso, unos manifestantes se le acercaron abruptamente y ella se interpuso para que no se le acercarán demasiado.
Jill Biden, al igual que los candidatos demócratas, se ha caracterizado por el uso de mascarillas siempre, a diferencia de Melania Trump. Y en el último debate se puso un traje de flores que sus admiradores atribuían a un mensaje de esperanza. Melania usó un vestido negro.
En 2017 los Biden establecieron una Fundación que promueve la lucha contra el cáncer, el mayor de sus hijos Beau murió por cáncer cerebral en 2015. La organización también da apoyo a las familias de los militares y hace campañas para prevenir las agresiones sexuales.
Dra. Jill Biden, aspirante a Flotus