Mi nombre es Ana Jilma de Obaldía. Soy arquitecta de profesión y artista del vidrio en la técnica de vitral emplomado estilo Tiffany.

Aprendí esta técnica en 1994 con la arquitecta y profesora panameña Elizabeth Castillo. Ella fue pionera de este arte en Panamá y es restauradora de vitrales antiguos con una vasta experiencia. Actualmente radica en República Dominicana.

La luz y el color capturaron mi atención mucho antes de aprender la técnica del vitral. Podía pasar horas viendo como los rayos de luz formaban “arcoíris” y formas, con los cristales de Swarovski.

Al aprender a hacer vitrales descubrí varias de las facetas del vidrio porque ellos varían según la luz que reciben y reflejan, produciendo en quien los mira diversidad de sensaciones. El vidrio me produce una fascinación en sí mismo dado que posee una dualidad entre fragilidad y dureza, como el yin y el yan, que al final forman una unidad perfecta.

Crear un vitral, para mí, es pasión; disfruto infinitamente desde la concepción de la idea, el diseño, y cada una de las etapas de su creación, hasta que el vitral se va a su nuevo hogar.

Mi inspiración viene de la naturaleza, de la quietud, de la música. Con un cerebro en ebullición constante, es en la quietud y en los momentos conmigo misma, donde mi cerebro hace bum y dice: “oye, ¿y qué tal si hacemos esto?” Muchos nacen así.

Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Un vitral es una obra de arte completamente hecha a mano donde, en cada etapa de su creación, se puede observar algo diferente. Desde la idea y creación del diseño, pasando luego por el corte y pulido de cada una de las piezas de vidrio, que son de colores y texturas diferentes (el vidrio no es pintado); luego se hace el encintado de cada pieza con cinta de cobre y, por último, se une con soldadura de plomo y estaño. Luego la pátina y el brillado. El hecho de que nuestros vitrales sean soldados con plomo y estaño, garantizan su durabilidad aun en nuestro medio ambiente, propenso a la corrosión debido a la cercanía de ambos mares.

Nuestro norte siempre ha sido hacer todo de la manera más perfecta posible, donde las uniones de la soldadura sean delicadas y, para ello, el corte y el pulido de las piezas de vidrio -que es una de las etapas en las que mayor tiempo se invierte-, es fundamental; debe ser lo más exacto y perfecto posible para lograr el resultado deseado.

Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Tenemos como lema: en vidrio, todo o casi todo lo que sueñas, lo podemos crear juntos.

En mis 28 años de experiencia he realizado muchos vitrales de puertas y ventanas; y otros más pequeños, como objetos de utilidad o adornos.

Desde la pandemia me he especializado mucho más en los vitrales pequeños, hechos muy detalladamente, lo cual, por supuesto, implica muchísimo más tiempo de trabajo y mayor desgaste físico. Pero, por otra parte, ese trabajo se ha convertido para mí en una especie de “meditación”, de “estar presente”, de disfrutar, de estar conmigo misma y tiempo de agradecer.

En el último año, además de los vitrales, he empezado a incursionar en el arte del vidrio fundido.

2022 ha sido declarado como el Año Internacional del Vidrio. Dentro de todas las actividades que se han realizado en muchos países, estoy participando en la Primera Bienal Internacional de Arte en Vidrio de Iberoamérica, del 28 de agosto al 23 de octubre, con sede en Costa Rica.

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Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Dualidad entre fragilidad y dureza, hablemos de hacer vitrales

Ana Jilma de Obaldía. Arquitecta y artista del vidrio en la técnica de vitral emplomado estilo Tiffany.