Me acabo de percatar que ya llevo dos meses y medio manejando la operación de mi negocio entre un mensajero y mi persona.
Y no me puedo quejar, hasta ahora, he estado muy ocupada para contar cuánto tiempo llevamos en cuarentena. Y en los momentos que he dormido, he tenido los sueños más profundos de mi vida, creo.
Dicen que las acciones valen más que mil palabras. El que no sabía la definición de solidaridad, ya se lo debe de haber aprendido de tanto escucharlo. Pero en verdad espero que se lo aprenda por haberlo presenciado.
Mas allá de dar una donación monetaria o un plato de comida, he visto que hay una tolerancia y comprensión fuera de lo que he estado acostumbrada. Lo que antes hubiera resultado en una llamada molesta o hasta un post en redes sociales, hoy ha sido una conversación con solución.
¿Que si me he equivocado con los pedidos? No lo voy a negar. Por suerte han sido pocos errores, pero han habido.
He enviado producto de más. ¿Y adivinen qué? Se han quedado con el producto y me han depositado el total. Mi suerte es que han sido productos que se pueden guardar y consumir después.
He enviado producto diferente al que está en el pedido. Y antes de perder ese producto, prefiero ofrecérselo al cliente para que lo pruebe. Si ya está del lado de allá…¡mejor que se aproveche!
Y obvio que se me ha pasado mandar algún producto. Y he recibido la paciencia de estar dispuestos a recibirlo al día siguiente.
He visto cómo mis clientes me han querido apoyar obsequiando mis productos como bolsitas de regalo o certificados de regalo digitales a sus amistades y familiares que aún no me conocen. ¡Ah sí! Lo de los certificados digitales es nuevo con esto de que hay que evitar tocar cosas de más.
He visto cómo mis clientes se esmeran en postear fotos con mis productos. Aunque algunos lo verán como una tontería, para mí es un gran apoyo tener una opinión positiva. Mis clientes son mis mejores influencers.
Y lo último que vi que me hizo sentir como uno de los héroes de blanco [aunque sé que estoy lejísimos de ser uno] fue un pequeño detalle de una clienta que me mandó desde el interior diciendo: “por todo lo que haces por muchas personas”.
Mi operación no ha pausado porque siento que debo aprovechar la demanda de mis productos para poder ayudar a toda la cadena de familias que se benefician del mismo. Desde la de mi arrendador, la de mis proveedores, y todos los colaboradores involucrados. En verdad no sé a cuántas familias podré beneficiar, pero es mi pequeño granito de arena para que podamos sobrevivir esta cuarentena.
Aunque la distancia nos está separando en este momento, tenemos muchísimo que compartir.
Hoy, puedo decir que la mayoría ha hecho un esfuerzo por entender y apoyarse ¡Estamos saliendo hacia adelante! Y no solo me estoy refiriendo a la pandemia. ; )
La autora es la propietaria de la tienda Sano Pecado