Metrópoli de fondo
Ferry Las Perlas
6:30 a.m. y el día iniciaba en sosiego a orillas del Pacífico panameño. El sol de la mañana ya daba sus primeros rayos de luz y el panorama desde el muelle del restaurante La Vespa del JW Hotel, la torre más alta de Latinoamérica hasta 2018, mostraba a esa hora un cielo sonrosado que aún mezclaba los tonos oscuros que despedían la noche.
Orillado al muelle ubicado en Punta Pacífica, el ferry Las Perlas esperaba ser abordada. Esta embarcación, con capacidad para transportar 104 pasajeros, permite adquirir boletos en línea y seleccionar los asientos.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Tiene dos pisos. En la planta baja, con aire acondicionado, dos baños y televisores, se sitúan 56 asientos del área regular. En la entrada se encuentra un bar de snacks y bebidas. Este espacio es muy cómodo, fresco y espacioso para hacer la travesía.
La experiencia en el segundo piso es diferente. Al subir, aún con el ferry estacionado, los altos edificios de Punta Pacífica se imponen ante la vista de los pasajeros. Este es el único ferry que sale de este muelle en la ciudad. En esta planta, hay 24 asientos de área ejecutiva, al aire libre, con la brisa y el sol de la mañana como complemento.
“Aunque tiene capacidad para 104 personas, solo colocamos 80 puestos para que el viaje sea más cómodo”, comenta la brasileña Cristina Esprenger, una de las dueñas de la embarcación.
Un poco antes de las 8:00 a.m., el ferry zarpó.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Al alejarse del muelle, a su derecha, pasó al lado del par de exclusivas islas artificiales situadas en la bahía. Pero al dirigir la mirada hacia el rastro en el agua que dejaba el paso del ferry, el auge inmobiliario de la zona se evidenciaba en sus rascacielos. Una vista imponente.
Nos dirigíamos a Viveros, una de las islas del Archipiélago de Las Perlas. Aunque nos habían previsto un viaje de dos horas, la nave hizo el recorrido en alrededor de hora y media hasta Contadora, una de las islas de mayor desarrollo turístico del área.
Descansando en una de las perlas
Balu beach club
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Un refrescante y colorido cóctel de bienvenida recibe a los visitantes de Balu Beach Club, en isla Viveros. También te recibe parte del personal del club, quienes te ayudan a bajar con tu equipaje del bote que llega a la orilla desde el ferry. Esta es una de las 39 islas que forman el Archipiélago de las Perlas.
Desde ciudad de Panamá, e incluyendo una parada para dejar pasajeros en Contadora, toma alrededor de 2 horas llegar en el Ferry Las Perlas.
El club de playa, construido hace poco menos de 10 años por un empresario serbio, se ubica frente a la arena blanca y aguas cristalinas de la isla, ocupada en su mayoría por residencias privadas. La tranquilidad que se siente al estar en la isla fue una de mis partes favoritas de la estadía.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Rodeada de veraneras y palmeras, un bar y una gran piscina infinita componen su fachada. El efecto visual producido por el estilo de la piscina hace que sus límites se pierdan en el azul del horizonte.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
En esa área de piscina, con flotadores de formas divertidas con los que algunos visitantes se tomaban fotografías, el club mantiene un ambiente relajado con algo de música (que al pasar a la playa, deja de escucharse).
El pasadía en Balu incluye cóctel no alcohólico de bienvenida, uso de sus instalaciones, una bebida, toalla y almuerzo.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Para quienes deseen hospedarse, tiene dos habitaciones. Una, recibe hasta 4 huéspedes; la otra, entre 6 y 8. También tiene un restaurante con capacidad de hasta 100 personas.
Su propuesta gastronómica incluye un menú a la carta con desayunos y opciones de tres tiempos (entrada, plato fuerte y postre) para almuerzos y cenas. También tiene opciones vegetarianas y para niños.
En ferry a isla Viveros, una perla azulada en el Golfo de Panamá
Durante nuestra visita degustamos el cóctel de camarones, la langosta al ajillo, el pargo rojo; algunas de las opciones de desayunos, como la recomendada Hojaldra a caballo, que incorpora bistec picado encebollado con huevo frito; y postres como el tres leches.
Kayak, snorkling, fútbol y voleibol de playa son algunas de las actividades que pueden realizarse.
Cerca de las 3:00 p.m. se aborda de nuevo el ferry para retornar a la ciudad.
El atardecer sobre el Golfo de Panamá da la última vista del recorrido que concluye cerca de las 5:30 de la tarde en el muelle de la torre donde esa mañana vimos el amanecer.