El último cumpleaños de su vida el ingeniero Carlos Eduardo Laguna lo celebró, hace dos años, en la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA). Llevó el pastel. Así de importante era para él esta organización.
Este mes su hija la ingeniera Angela Laguna Caicedo termina su periodo como presidenta de esa sociedad. Ella estuvo al frente, justo el año del centenario de la SPIA, grupo que reúne al Colegio de Arquitectos, al Colegio de Ingenieros Electricistas, Mecánicos y de la Industria y al Colegio de Ingenieros Civiles.
¿La unidad entre arquitectos e ingenieros ha sido una de las claves en la larga vida de la SPIA?
Ha sido importante mantenernos unidos. Es una regla no escrita que la presidencia es alternada: un año, un arquitecto y al siguiente, un ingeniero. El próximo presidente será un arquitecto, Marcos Murillo.
Angela Laguna Caicedo, presidenta de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos
¿Cuál fue el principal reto de su periodo al frente de la SPIA?
Nos encontrábamos en año electoral y aunque cada uno puede tener una inclinación política, siempre es importante, como gremio, mantener una postura técnica y eso lo protegemos con celo.
El otro gran reto era la celebración de los 100 años de la SPIA, que fue celebrado en unión, y en mi caso como algo familiar por el vínculo que tenía mi papá con la agrupación.
También, hicimos un libro sobre la historia de la SPIA, que se está por presentar. Fue un desafío sobre todo para los alérgicos porque tuvimos que buscar en muchas cajas (sonríe). Contamos también con el apoyo de muchos voluntarios para hacer esa memoria, pero queremos dejar esto como legado para quienes celebrarán los 200 años de la SPIA.
¿Qué lecciones se lleva usted de este año, como presidenta?
Aunque tenía muchos años de participar en el gremio, siempre estuve más con mi grupo de ingenieros civiles. Este año tuve la oportunidad de conocer más a fondo a otros profesionales y trabajar con ellos. Procuré que las comisiones de trabajo fueran interdisciplinarias. Por ejemplo, estuvimos trabajando en una propuesta para la ley de honorarios profesionales de ingenieros y arquitectos en el sector gubernamental; en vez de que cada colegio tuviera una comisión hicimos una sola, con varios profesionales, es un proyecto que esperamos pueda avanzar en la Asamblia en el nuevo año.
¿Cómo decidió ser ingeniera civil?
Mi papá era ingeniero civil. Entré a la carrera a los 16 años, y él me dijo: “si no te gusta, cuando termines la carrera tendrás la misma edad que yo tenía cuando empecé o sea 21”.
Y sí, yo he adquirido muchos otros títulos después, pero nada me costó tanto como esa carrera de ingeniería civil en la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP). La ingeniería civil me ha dado muchos campos de acción y uno de esos ha sido la actividad en el gremio.
Angela Laguna Caicedo, presidenta de la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos
¿Su padre la inspiró para postularse al cargo de presidenta de la SPIA?
Sí, él daba importancia a participar de manera voluntaria en el gremio. Mi papá fue presidente en 1980 y quería que yo también fuera. Él nos alentaba a hacer las cosas por igual. Nunca fue una barrera el ser mujer. Sé que fui afortunada al contar con su apoyo.
Para las mujeres participar en los gremios no siempre es fácil porque dividimos nuestro trabajo con las tareas del hogar. La actividad de los gremios, en buena medida, es en la noche. Algo similar pasa con las mujeres en la política. Falta que la administración del hogar se entienda como algo que no solo concierne a la mujer.
¿Por qué participar en un gremio como la SPIA?
No ha faltado quien nos pregunte, antes de inscribirse, ‘¿y qué me da la SPIA?’. Es un error querer entrar a un grupo como este pensando, primero, en qué vas a recibir. Claro que como gremio tenemos que dar propuestas de valor a nuestros asociados, pero aquí tienes la oportunidad de aportar a la comunidad y al ejercicio de la profesión. Discutimos temas de ingeniería y arquitectura y los mejores expertos se reúnen aquí.
Nuestro primer presidente fue Abel Bravo, muchos lo conocen por la escuela que lleva su nombre, pero él fue un ingeniero civil. Sus escritos eran extraordinarios. Muchas veces lo botaron de su trabajo porque era un hombre vertical, y eso es lo que tratamos de mantener.
El mayor activo de organizaciones como la nuestra es la credibilidad. Cuando alguien habla en nombre de la SPIA está dando no su opinión, sino una opinión técnica que salió de una comisión.