En un acto protocolar denominado Restaurando nuestra identidad, se presentó la bandera presidencial de 1931, en el Museo del Canal Interoceánico. La restauradora de bienes muebles Verónica García Blanco, jefa encargada del Departamento de Restauración de Tapices y Tejidos Históricos de la Real Fábrica de Tapices en Madrid, vino desde España para describir el proceso de restauración de esta pieza. El acto se realizó a principios de septiembre.
De acuerdo a un video publicado en la cuenta de Instagram del museo, la bandera está “hecha de seda e hilos metálicos y con un bordado que claramente la distingue como bandera presidencial”. Hace 91 años esa bandera se encontraba en el Palacio de las Garzas “al momento de un golpe de estado el 2 de enero de 1931″.
¿Cómo llegó este proyecto a la fundación?
Se planteó en febrero de este año, fue muy especial tanto para mi equipo de trabajo como para la fundación Real Fábrica de Tapices, y de manera personal para mí, porque precisamente, por ese origen que tengo colombiano, me hace sentir muy sensible, mitad de mi vida me hace tener una sensibilidad especial hacia cualquier proyecto que tenga que ver con Latinoamérica.
La bandera llegó a Madrid al laboratorio de restauración en manos directamente de la directora del Museo del Canal Interoceánico y ahí, con la bandera insitu, empezamos a desarrollar desde el primer día el trabajo hasta el día anterior a mi viaje que terminamos lo último.
¿Cuánto tiempo de trabajo tomó?
La bandera nos llegó a mediados de marzo. Empezamos enseguida a trabajar y terminamos el 29 julio. Los últimos toques fueron el 29 de agosto cuando viajé [a Panamá].
¿La bandera ya estaba expuesta en el museo o por su condición no estaba expuesta?
Cuando el museo la recibió estaba en muy mal estado; estaba dentro de una bolsa. El estado era tan comprometido que en el momento en que se manipulaba se rompía todavía más. El museo decide no exponerla porque no era un estado en que se pudiera exhibir. Decide inmediatamente buscar un proceso de restauración porque era urgente en este caso.
¿Cómo comenzó el proceso de restauración?
Seguimos una metodología enmarcada en la teoría de la conservación y restauración de bienes muebles.
En una pieza tan compleja como esta tuvimos que adecuar toda la metodología de los tres o cuatro procesos principales que sería la limpieza, la consolidación y estabilización de la pieza y restauración, y luego la preparación para el montaje.
Es fundamental la documentación: escrita, técnica, fotográfica, eso nos permite conocer no solo el estado de conservación sino la técnica de elaboración, qué tipo de tejido, qué tipo de bordado, por qué se ha deteriorado, cuál es la razón principal de ese deterioro, cómo podemos detenerlo. Una vez que tenemos ese estudio formulamos una hipótesis y a su vez un diagnóstico.
Ese diagnóstico del estado de conservación dice cuál es el deterioro principal, cuál es el tratamiento, como si se tratara de un diagnóstico médico. Con ese diagnóstico realizamos una propuesta, que lleva un presupuesto y buscamos el beneplácito del cliente. Una vez que esté de acuerdo, empezamos todos los procesos. En este caso hay una particularidad que nos dio bastante trabajo: el tejido de la pieza no es uno que se encuentre fácilmente al uso. Representó un reto técnico, tratar un tejido de esas características no es tan fácil.
¿Puede describirnos todo el proceso?
La primera fase fue la limpieza que busca eliminar toda la suciedad acumulada. Luego se pasa a una segunda fase de limpieza para poder eliminar manchas o suciedad más retenida en la parte interna de la fibra.
Al museo le interesaba que tratáramos unas manchas que tenía [la bandera], que en principio creíamos que era cinta adhesiva. Después del análisis químico descubrimos que eran manchas de goma laca, un material que penetra en la estructura y se vuelve irreversible. Se podía atenuar el color de la mancha pero eso representaba utilizar unos solventes muy fuertes que atacan el tejido; desestimamos esa opción. Las manchas se quedaron como estaban.
Luego pasamos al proceso de estabilización, esa fase lo que busca es darle una nueva estructura. El problema más grave de la bandera era el deterioro estructural, cualquier manipulación hacía que saliera una nueva raja, y eso era un riesgo muy grande, que terminara desmembrándose y no se pudiera conservar. Se preparó un soporte nuevo de tejido, que va en la parte posterior, perfectamente compatible con el original no solo estético sino técnicamente. Y a manera de sándwich, se recubrió con un tul imperceptible de conservación, de tal manera que esa bandera ya se pudiera manipular, exponer, sin que sufriera daño.
Es una manera también de frenar el deterioro. Es imposible detenerlo, pero sí podemos ralentizar el avance del deterioro.
La bandera la recibieron en marzo y la tuvieron lista a finales de agosto, ¿la restauración fue contra reloj?
No trabajamos contra reloj, estimamos un tiempo. Consultamos al museo si había para ellos una fecha significativa de cuando la querían tener. Afortunadamente tenemos un equipo bastante grande, 20 restauradores, y nos adecuamos al cliente.
Corprensa/Pastor Morales/septiembre/2022/Veronica Garcia Blanco, restauradora. Fotos de la revista ELLAS.
¿El museo les llegó a decir cómo encontraron la bandera?
Es fundamental recabar la información, documentación histórica, realmente nos hubiese gustado tener más tiempo, datos. La lejanía geográfica no facilitó el proceso. Intentamos contactar a la familia [que tenía la bandera], fue difícil en su momento. Esto es un punto de partida, no es un trabajo cerrado, eso es algo que nos hace mucha ilusión, hemos colaborado a poner en valor este textil que es simbólico, pero a su vez tiene toda una historia detrás. Creo que esa bandera puede dar mucho de sí y puede ser un aliciente también para que alguien diga “voy a investigar más sobre esta bandera, quiero ponerla en relevancia a nivel histórico”, creo que todavía queda mucho por hacer.
¿Qué significa para usted, como restauradora, recuperar esta bandera? Conservar algo de historia
Vengo como representante de una institución, que entre sus fines está la conservación del patrimonio textil de España. La idea de la fábrica es realmente volverse, de alguna manera, una institución que tenga una autoridad por la calidad, por el tipo de intervenciones que se realicen. Tenemos una orientación no solo de divulgación, un poco educativa, de conseguir que el patrimonio textil en general, no solo el español, pueda ser conservado y para nosotros con el nexo cultural que hay con Latinoamérica y España, con mayor razón, colaborar, ser un punto de referencia para la conservación del patrimonio latinoamericano es algo muy importante.
Corprensa/Pastor Morales/septiembre/2022/Veronica Garcia Blanco, restauradora. Fotos de la revista ELLAS.
PERFIL:
Nació en Bélgica, mientras sus padres, colombianos, hacían un doctorado. Desde los cinco años creció en Colombia. Estudió una licenciatura en Restauración de Bienes Muebles en Bogotá y tiene un master en Restauración. Tiene 26 años de experiencia en España trabajando con todos los museos estatales y con muchas colecciones privadas. Ha estado vinculada a la Fundación Real Fábrica de Tapices desde hace 20 años, de forma intermitente.