Erika Podest descubrió su amor hacia el medio ambiente durante su infancia en Panamá. Todas las semanas salía con su familia a explorar algún destino. A veces era una playa, otras un lago, y en ciertas ocasiones salía a hacer senderismo en uno de los ecosistemas naturales del país.

“A mi padre le gustaba mucho salir y explorar todos los fines de semana. Íbamos al lago Gatún, donde teníamos un pequeño rancho. Me encantaba nadar, pescar y explorar el bosque. También íbamos mucho a la playa. Teníamos una lancha con la que viajábamos a Taboga”, recuerda Podest, que actualmente es parte del grupo de científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).

A finales de octubre estuvo por unos días en Panamá, en los que dictó un taller en la Alcaldía de Panamá y habló en un conversatorio sobre ciencia en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Al finalizar su taller con niños de algunas escuelas primarias de la ciudad, hablamos por unos minutos en el teatro Gladys Vidal de la Alcaldía, en donde se desarrolló la actividad.

Cuando tenía 15 años, Erika ya conocía el país por completo. “Eso es algo muy importante. Fue muy especial en mi vida”. Ese contacto con el medio ambiente fue lo que le ayudó a apreciar el mundo que le rodeaba y lo que más tarde la impulsaría a especializarse en las ciencias aplicadas al medio ambiente.

Erika llegó a la NASA en  2002 para hacer una pasantía mientras hacía sus estudios de posgrado en física aplicada.

“Después de estudiar ingeniería eléctrica, sentí que necesitaba enfocarme un poco más y quería hacerlo en tecnología aplicada al medio ambiente. Así es como encontré los programas de maestría y doctorado que tomé”, cuenta. “Luego me inicié en la NASA como pasante, y realmente esa fue mi oportunidad de estar ahí, de conocer a personas, de dejar una impresión favorable en quienes me estaban orientando y con quienes estaba trabajando, al punto que me abrió otras puertas”.

Estudiar el planeta desde el espacio

El trabajo de Erika es entender lo que pasa con los océanos, la atmósfera y los continentes de la Tierra. Desde que forma parte del equipo de científicos del Laboratorio de Propulsión a Reacción, a donde ingresó de manera oficial en 2009, ha trabajado para entender los cambios del planeta.

“He estado en diferentes proyectos. Por ejemplo, uno enfocado en los humedales y otro en los impactos del calentamiento global en las latitudes norte y el derretimiento del hielo”.

Erika Podest, una científica panameña en la NASA

Erika Podest, una científica panameña en la NASA

Pero uno de los más recientes es el lanzamiento de SMAP. Podest explica que es un satélite que lanzaron en enero de 2015 para medir la humedad  y el agua del suelo desde el espacio, a 685 kilómetros de distancia.

“Lo estamos haciendo a nivel global. Cada tres días tenemos un mapa de la humedad del suelo de manera mundial. Esta es una información sumamente importante porque la humedad del suelo es una variable significativa para el crecimiento de cultivos y para predecir mejor las áreas propensas a inundarse”, ilustra la científica.

“Muchas veces podemos informar a las autoridades sobre los cambios en el suelo para que tomen las medidas correctas, ya sean sequías o inundaciones, o para prepararse para el crecimiento de sus cultivos”, cuenta.

Pero también se aplica esta información para la salud humana. “Hay ciertos mosquitos que cargan enfermedades, que aquí en Panamá conocemos muy bien, como malaria, dengue, fiebre amarilla. A los mosquitos les gustan ciertas condiciones ambientales, y el agua, los suelos húmedos, es una condición favorable para la reproducción de los mosquitos. Estas son cosas que monitoreamos a nivel global y, si tenemos esta información de forma más precisa, junto a otra información que obtenemos de otros satélites, podemos predecir las áreas más propensas a mosquitos”.

La ola del Steam

En los últimos años, el mundo se ha volcado en tener un enfoque mayor en las ciencias, la tecnología, la ingeniería, el arte y las matemáticas (Steam, por sus siglas en inglés) y Podest considera que la atención que Panamá le está poniendo a estas áreas del conocimiento es excelente.

“Siempre es súper importante tener una fundación básica en ciencia, en matemática, así que me alegra mucho saber que aquí en Panamá se esté incrementando el interés y los programas de ciencia, ingeniería, matemáticas”, destaca.

Es bajo ese enfoque que la científica basó su charla en el MAC, en donde se refirió al cambio climático a nivel global, los programas con el enfoque Steam y la curiosidad y los ciudadanos científicos, un tema que le apasiona, “en términos de que la ciudadanía se involucre en la medición de nuestro medio ambiente”.

En la actividad que tuvo con la Alcaldía, en la que se dirigió a niños de escuelas públicas, aprovechó para incentivarlos a interesarse en la ciencia y en buscar oportunidades para lograr sus metas.

“Hay oportunidades a través de Senacyt, que tiene muchas becas para el exterior; también hay embajadas que ofrecen becas a estudiantes. Es cuestión de buscar las oportunidades localmente y también meterse en línea”, explica.

“No siempre se me han dado todas las oportunidades en mi vida, yo las he buscado. Muchas veces he querido llegar a una meta y he tenido que tocar muchas puertas. Algunas se han cerrado, pero es cuestión de seguir tocando hasta que se presente la oportunidad”.

Erika Podest, una científica panameña en la NASA

Erika Podest, una científica panameña en la NASA

El cambio climático es un asunto de todos

Erika destaca que hay muchas maneras en las que los ciudadanos pueden ayudar a reducir el impacto del cambio climático, pero explica que es un asunto complejo porque se tienen que tomar en cuenta diversos niveles: el personal, el comunitario y el gubernamental.

Aunque hay muchas acciones que se pueden tomar, incluso las más pequeñas pueden ayudar a combatir el cambio climático. Todo comienza por estar más conscientes del entorno y disfrutar del medio ambiente.

“Si aprecias algo, estás más motivado a conservarlo,  y puedes estar más consciente de tu impacto en el medio ambiente”, destaca. “Puedes hacer pequeños cambios que tienen un impacto muy positivo. Eliminar las bolsas plásticas puede hacer una gran diferencia”.

La científica también está convencida de que se puede reducir el consumo de recursos a la mitad, sin tener que cambiar el estilo de vida. “Se trata de tomar decisiones inteligentes que ayuden al medio ambiente”, afirma.

Aunque Erika lleva varios años viviendo fuera de Panamá, sigue apreciando a su país. “Es un lugar con tantas bellezas naturales y una diversidad increíble, tanto en el medio ambiente como en su gente”.

“Hay muchas personas que cuando piensan en salir e irse de vacaciones, se van a otros lugares exóticos, pero no conocen el país. He tenido la oportunidad de viajar tanto alrededor del mundo y puedo comparar, y te puedo decir, francamente, que Panamá es el país más lindo en el que he estado”.

Esta ha sido la gran inspiración detrás de su carrera. “Creo que tuve suerte de que a mi padre le encantaba salir, estar afuera y explorar. Era una persona muy curiosa e inculcó ese amor hacia el medio ambiente en mí. Por eso creo que es tan importante estar en contacto con el medio ambiente, porque cuando uno conoce y aprecia algo está más motivado a protegerlo”.