En México hay 68 pueblos indígenas. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el colectivo originario más grande lo representan los Nahuas con 1 376 026. Después le siguen los mayas con 759 000 habitantes. Entre el 19% y 20% de la población total del país se autodenomina como indígena.
Uno de esos pueblos es el zoque de San Miguel Chimalapa, que se asienta en la parte más estrecha del Sur de México, el territorio que vincula al Océano Pacífico con el Golfo de México. Esta comunidad es un nacedero de agua, pues ahí surgen los ríos que desembocan en el Golfo de México y en el Océano Pacífico.
De allí proviene Josefa Sánchez Contreras (1991, Oaxaca), investigadora, activista y ensayista. Su trabajo se concentra en cuatro grandes ejes temáticos: la defensa territorial, los derechos indígenas, la historia de las rebeliones y el colonialismo.
Es doctoranda en Estudios Mesoamericanos y maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México y licenciada en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana.
Josefa Sánchez Contreras participará en el Hay Fórum Ciudad de Panamá. El martes 23 de enero de 2024, a las 5:00 p.m., en el Teatro Anita Villalaz (San Felipe), estará en la mesa “Cosmovisiones Originarias” junto al cineasta Duiren Wagua (Panamá) y la profesora Emma Gómez (Panamá).
También estará Josefa en la mesa “La lucha por las igualdades” junto con la cantante Miroslava Herrera (Panamá), la actriz Indhira Serrano (Colombia) y la antropóloga social Alina Torrero (Panamá). Será el miércoles 24 de enero, a las 10:00 a.m. (entrada gratuita), en el auditorio de La Manzana (Santa Ana).
El programa completo del Hay Fórum Ciudad de Panamá lo encuentran en www.hayfestival.com/forum/panama
Gente de maíz
¿Qué representa pertenecer al pueblo zoque?
Soy parte de una comunidad que tiene una lengua, un territorio, una forma de organizar la vida y una historia propia. Alude a los cientos de estrategias y resistencias que han hecho posible nuestra existencia como pueblo en este siglo XXI, pese a todos los procesos de genocidios y despojos que se han ejecutado a lo largo de cinco siglos. Por lo que auto reconocerme como zoque implica un posicionamiento político frente a la continuidad del colonialismo y el racismo que se expresa en políticas de asimilación e integración a una nación homogénea que niega nuestra existencia como pueblo.
¿Cuál es un elemento esencial del pueblo zoque?
Un elemento fundamental en la vida del pueblo zoque es el territorio comunal, de ahí se despliegan formas de organización sociopolíticas, mitos y oralidades que resignifican nuestro habitar en el mundo. Decimos que somos mokjayas, que en nuestra lengua significa gente de maíz, porque como toda sociedad mesoamericana nuestra base alimentaria es el maíz, pero para tener maíz se necesita territorio, por eso nuestra lucha se ha fincado en sostener esta base material de la vida.
Ríos de sueños
¿Cómo es la relación del pueblo zoque con la madre tierra?
Se puede ver claramente en los ríos. Históricamente los asentamientos zoques se han guiado por los cauces de los ríos, actualmente la presencia zoque continua sobre los mismos cauces que hace 3,800 años. El río es central en nuestros sueños y en la vida cotidiana. La relación con la madre tierra es histórica, hay una práctica milenaria del cultivo de la milpa, peticiones de lluvias en los ríos, una riqueza biodiversa asociada a la larga lucha de defensa de la Tierra. Chimalapa es de las regiones más biodiversas de Mesoamérica y ello se debe a la forma en que los pueblos han habitado este territorio. No resulta casual que en México entre el 70 y 80% de la riqueza biodiversa se encuentre en territorios comunales y ejidales, que en su mayoría están habitados por pueblos indígenas. Por ello cuando se lucha por mantener las tierras comunales, se lucha no solo por una cuestión agraria sino también biodiversa e indígena. Por mantener la pluralidad de los mundos.
¿Cuál fue la situación durante el siglo XX en los procesos de despojo territorial en México?
En el siglo XX el Estado posrevolucionario promovió una reforma agraria que posibilitó la restitución de tierras de muchas comunidades indígenas y campesinas a excepción de Chiapas, producto de ello es que actualmente el 50.8% del suelo mexicano sea reconocido como propiedad social (esto es tierras ejidales, comunales y nacionales). En este siglo el pueblo zoque de Chimalapa ratificó sus tierras comunales y obtuvo su resolución presidencial en 1967, ahí nuevamente las tierras se volvieron a declarar inalienables, imprescriptibles e inembargables. Esto ha sido una protección de la tierra y el territorio, pues ha permitido la forma propia de organización sociopolítica regida principalmente por la asamblea como máximo órgano de decisiones.
¿Cuáles serían los principales avances positivos en este siglo XXI?
Detener la exploración minera en nuestro territorio de San Miguel Chimalapa. Se trata de una concesión minera otorgada por la Secretaría de Economía a la empresa canadiense Minaurum Gold para la extracción de oro y cobre. Desde el 2014 se comenzó una oposición contra este proyecto, pues de realizarse afectaría directamente a los ríos. Las intenciones de exploración y explotación se han detenido en diversas ocasiones. Los conflictos agrarios también han estado muy presentes en el siglo XXI. A través de las asambleas y del presidente de bienes comunales se ha logrado darle seguimiento a los juicios agrarios para evitar que el territorio sea talado de manera ilegal y para evitar que la tenencia de la tierra comunal desaparezca.
Olas migratorias forzadas
¿Qué motiva para que existan poblaciones obligadas al desplazamiento forzado?
Los megaproyectos energéticos y mineros, en suma, el extractivismo, constituye un elemento central para el despojo de territorios, ello implica la precarización de la población, la contaminación de los ríos, la mercantilización del viento y del agua. Esto propicia una ola de migraciones para buscar medios de subsistencia en otros países. Otro elemento que está vinculado con el extractivismo es el narcotráfico, una economía criminal que genera violencia y que propicia los desplazamientos de pueblos enteros, este no es el caso del pueblo zoque, pero sí se puede notar en otras regiones del norte del país y del sureste.
¿A qué se deben los desplazamientos?
De acuerdo con la Relatora Especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos, Cecilia Jiménez-Damary, quien visitó México entre el 29 de agosto y el 9 de septiembre de 2022, las causas del desplazamiento interno son diversas y multifactoriales; incluyen diferentes tipos de violencia originada por el crimen organizado, proyectos de desarrollo, conflictos comunitarios por la tierra, cambio climático, desastres y, en algunos casos específicos, la creación de áreas naturales protegidas. En su informe, examina el actual marco legal y político a niveles federal y estatal, así como las lagunas existentes que deben abordarse para prestar una atención adecuada a las personas desplazadas internas. Asimismo, analiza el impacto del desplazamiento interno en las poblaciones más vulnerables, como los pueblos indígenas, y las formas particulares en las que ha afectado a los defensores de los derechos humanos, periodistas y familiares de personas desaparecidas.
¿Más o menos de cuántas personas estamos hablando y de qué sectores?
Las poblaciones indígenas son de las más afectadas por desplazamientos en Guerrero, Chiapas, Sinaloa, Oaxaca y Michoacán. En el 2021, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) registró 28,943 personas desplazadas en 42 eventos de desplazamiento interno (DI) masivo por violencia, el mayor número de personas desplazadas internas (PDI, casi equivalente a la suma de PDI en los últimos tres años) y de eventos de DI masivos por violencia (casi el doble de aquellos ocurridos en el 2020). De acuerdo con la CMDPDH, durante 2022 se registraron 9,200 personas desplazadas internas, con una cifra acumulativa de 386,000 personas desplazadas internas en eventos masivos por violencia hasta finales de 2022.
¿Hay protección a los derechos colectivos de los pueblos originarios mexicanos?
El Instituto Nacional de Pueblos Indígenas ha promovido una reforma en materia de derechos indígenas y afros. No ha sido aprobada aún y sigue a la espera después de casi 4 años. Está claro que los derechos de los pueblos indígenas son incompatibles con la lógica económica extractivista y esto vuelve difícil que desde las instituciones de Estado se protejan los derechos de los pueblos, cuyos territorios están siendo concesionados para la extracción de minerales, para el despliegue de infraestructura energética y para la tala ilegal.
Josefa Sánchez Contreras forma parte del colectivo Matza, integrado por jóvenes zoques, desde donde colabora a la defensa de los ríos de la selva de los Chimalapas. Cortesía