La entrevista con Schidanra González sucedió semanas después de esta sesión de fotos, cuando ya había salido el álbum de figuritas de la FIFA Women’s World Cup. Schiandra aparece en ese álbum entre las jugadoras de la Selección Mayor Femenina de Panamá.
“Son cosas que me sorprenden y me digo a mí misma: ‘mira todo lo que has alcanzado, gracias a tu esfuerzo, dedicación y por supuesto, gracias a Dios’. Es una emoción bastante bonita, nunca pensé que iba a pasar algo así”, cuenta la futbolista chiricana.
Ella no sabía que iba a aparecer en el álbum hasta que vio su nombre. Para el momento de esta entrevista no había visto su figurita pero sí la vieron dos niñas que ella entrena. Esas dos niñas le han dicho que quieren ser futbolista como ella.
Schiandra juega fútbol desde que tenía siete años. Atrás de su casa, en el barrio Pedregal, en ciudad de David, provincia de Chiriquí, veía a los niños jugar ese deporte. “Salía atrás de mi casa, que estaba el portal, me sentaba y los veía”. Ella les decía que quería jugar pero no la dejaban porque era niña. “Quería aprender, y aprendí fue viendo, hasta que un día me dejaron jugar. Desde entonces, yo salía de la escuela, me quitaba la camisa, la falda, los zapatos y quedaba “de una” allá atrás jugando fútbol. Quedé siendo una de las mejores del barrio y entre los niños”, rememora.
Formó parte de un equipo que se llamaba Estrella Chiricana y un mes después la llamaron para la sub 17 y luego para la sub 20, pero como estaba cursando su carrera universitaria, se alejó del fútbol de manera profesional aunque lo siguió practicando.
Fotografías: Janín Gastón
Luego, mientras jugaba para el Atlético Chiriquí, una amiga de Costa Rica le habló del club Suva Sport. Schiandra hizo pruebas y quedó; estuvo por dos temporadas. “Sabía que de alguna manera, tenía que utilizar una estrategia o algo para ser vista [para ser llamada] en lo que era la Sección”, y así fue.
Estando en Costa Rica fue llamada para un amistoso de Panamá contra Japón y desde entonces ha estado en la selección.
En febrero, Schiandra fue titular en el juego contra Paraguay en Nueva Zelanda que le dio el pase a Panamá al Mundial. “Me hicieron cambio en el minuto 80 y algo, faltaban como cinco minutos [para que acabara el partido] y desde que yo salí, no pude ver el partido. Tenía los ojos cerrados. Preguntaba ‘cuánto falta, cuánto falta, Dios mío por favor que se acabe esto’ porque íbamos ganando”.
Cuando dieron el pitazo final, Schiandra comenzó a llorar; en su mente revivió todo lo que había afrontado con el deporte. “No es nada fácil, porque tienes que pelear con tu mente, con tu cuerpo, con muchas cosas externas que muchos desconocen, que solo piensan que jugar al fútbol es ir detrás de una pelota pero no es así, detrás de eso hay mucha disciplina, dedicación, mucha fuerza mental”.
Pidió un teléfono celular y llamó a su mamá hasta Chiriquí. “Ella me decía ‘te lo dije, que confiaras en Dios, que las cosas se iban a dar’”.
Fotografías: Janín Gastón
Antes del partido reconoce que estaba ansiosa, pero bien convencida de lo que iba a pasar. “Para ese partido yo inicié enfocada desde el calentamiento, porque siento que tienes que iniciar muy bien desde el calentamiento para ir concentrada en cada partido. Entré bastante animada, concentrada, y cualquier pelota que venía yo la corría”.
Recuerda que fue un partido bastante aguerrido, “mucha comunicación, mucho apoyo entre las compañeras. En ese partido se vio la unión, la fuerza que hace un equipo para conseguir lo que es este pase al Mundial”.
Cuando llegaron al hotel, el equipo festejó. Muchas de las jugadoras tomaron sus camisetas para que las compañeras se la firmaran. Schiandra fue una de ellas. Esa camiseta con todas las firmas de la selección femenina de Panamá que clasificó a una Copa del Mundo fue la que usó para esta sesión de fotos.
Fotografías: Janín Gastón
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