Miguel López y su mamá Elvira: Un bebé en un armario

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Elvira Guía (d) y Miguel López, editor de la Unidad de Contenido Digital de La Prensa. Foto: Cortesía

Cuando era recién navido, fuimos de vacaciones a otra ciudad y nos hospedamos en un hotel con aire acondicionado central. Como acababa de salir de una gripe y no se podía ajustar el aire (que estaba muy frío), mi mamá, con apoyo de mi papá, decidió arroparme bien y ponerme a dormir en un clóset más cálido, dejando la puerta entreabierta para que entrara aire. Todo iba bien hasta que, al día siguiente, la señora de limpieza abrió el clóset y se llevó un susto tremendo. Incluso el gerente subió a ofrecernos una cuna gratis, pensando que mis papás no la habían pedido por ahorrar dinero.


Yasser Yánez García y su mamá Liset: ‘¡Cuidado con las vacas!’

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Yasser Yánez García, reportero de La Prensa, junto a su mamá Liset. Foto: Cortesía

Un día fuimos a visitar a familiares en Sucre, Colombia. Mientras caminábamos hacia sus casas, que están bastante adentro del pueblo, aparecieron dos vacas de la nada. Mi mamá, presa del pánico, me agarró del brazo, comenzó a gritar y corríamos hasta treparnos al techo de un carro estacionado. Cuando el susto pasó, nos dimos cuenta de que las vacas estaban amarradas, tranquilas y con su cuidador. ¡Qué susto!


Diana Fernández y su mamá Diana: Gilberto, ‘el secuestrador’

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Diana Fernández (i), reportera de ELLAS junto a su mamá Diana. Foto: Cortesía

Mi mamá ha sido fanática de Gilberto Santa Rosa toda la vida. Se sabe todas sus canciones, y siempre que vamos en el carro y nos turnamos para elegir la música, ella pide temas de Gilbertito. Hace muchos años, cuando yo todavía era pequeña, pusieron una canción de este artista en la radio y mi mamá me dijo que estaría dispuesta a casarse con él. Celosa, le respondí: “¿Mami, tú sabes que Gilberto Santa Rosa roba niños?” Para molestarme, mi mamá dijo que entonces se casaría con el actor de telenovelas Jencarlos Canela, y yo exclamé: “¡Él es su cómplice!”.


Yaritza Mojica y su mamá Eneida: ‘Tengo antojo de jamón’

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Yaritza Mojica (d), reportera de La Prensa, junto a su mamá Eneida. Foto: Cortesía

Estaba embarazada, a menos de una semana para dar a luz, y tenía un antojo enorme de comer jamón de Navidad, pero el doctor me había dicho que no podía. Llegaba el Día de la Madre y mi familia se organizó para hacer el jamón, y pensé que como me faltaban pocos días para dar a luz ya no importaba, así que me comería un pedazo.

El 8 de diciembre, sin embargo, tuve que hacerme una cesárea de urgencia, por lo que no pude disfrutar del jamón. Al salir de la operación, el doctor me indicó que no podía comer mucho ni hablar demasiado, para cuidar la herida. Pero al día siguiente, a escondidas, mi mamá me llevó un pedazo del jamón del Día de la Madre y me lo comí con qué gusto.


Marilyn Cejas y su mamá Chiquinquirá: Una planta para la casa

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Marilyn Cejas (i), jefe de Unidad de Content Studio junto a su mamá Chiquinquirá. Foto: Cortesía

A mi mamá le encantan las plantas. Un día estábamos de paseo en un lugar muy bonito en Cerro Punta, Chiriquí. Nos estábamos tomando fotos en familia y de repente, me di cuenta que mi mamá se distrajo y se quedó atrás. Me regresé a buscarla y cuando me acerqué, metió algo rápido en mi cartera y me dijo: “Mira hija, ¡qué bella!, la podemos sembrar en la casa”. Me reí mucho y le dije: “Ay madre, tú con tus flores”. Me contestó que estuviera tranquila, que nadie la había visto. En el lugar había un jardín muy lindo y como ella vio que no había nadie, decidió tomar una de las flores de raíz para luego sembrarla en su jardín.


Yolanda Sandoval y su mamá Yolanda: ‘Uno nunca sabe’

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Yolanda Sandoval (d), editora de prensa.com, junto a su mamá Yolanda. Foto: Cortesía

Mi madre tiene uno de los corazones más nobles y recursivos del mundo. Desde que éramos pequeños, insistía en enseñarnos la dirección de la casa a mi hermano y a mí. “Uno nunca sabe”, solía decir con su sabiduría práctica. Y tenía razón.

Cuando teníamos entre seis y ocho años, la señora que nos cuidaba nos dejó abandonados en el cine que para los 80 estaba en Plaza Obarrio. La chica se perdió de amores con el agente de seguridad de la zona, olvidándose por completo de nosotros. Pero ahí estábamos, dos pequeñines, asustados, pero con una idea clara en mente: sabíamos cómo volver a casa.

Con la ocurrencia que solo la necesidad puede despertar, tomamos un taxi sin un centavo en los bolsillos, pero con la dirección firmemente grabada en la memoria. Llegamos sanos y salvos. Después del susto inicial, mi madre no pudo evitar sentirse orgullosa. Habíamos aprendido a resolver.

Katiuska Hernández y su mamá Victorita: ‘Hola, Alexa’

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Katiuska Hernández (i), reportera de La Prensa, junto a su mamá Victorita. Foto: Cortesía

Con la nueva era Victorita, o la reina Victorita como le llamamos de cariño, conoció un día a Alexa. Ese aparato tecnológico que puede contestarle qué significan los nombres de sus hijos, darle el estado del clima o decirle el versículo del día. Pero también recordarle que tome agua, que haga algo de ejercicio y que recuerde comer alguna fruta en el día. Alexa y Victorita a veces se hacen compañía y hasta comparten una linda melodía que suena a rancheras o boleros en Spotify. Así mi mami de 87 años, además de chatear por WhatsApp con amigos y familia, navegar en Facebook, hacer video llamadas, y comentar en Instagram mensajes bíblicos, también interactúa con la inteligencia artificial.


Getzalette Reyes y su mamá Luz: Lero Lo Lei Lo Lei

Esa anécdota graciosa que comparto con mi mamá

Getzalette Reyes, reportera de La Prensa, junto a su mamá Luz. Foto: Cortesía

Mi mamá siempre ha sido una fan de Shakira, nivel experto. Literalmente, se sabe casi todas las canciones, desde los clásicos hasta los éxitos recientes. Ahora, en las fiestas familiares, gracias al boom de Copa Vacía, Te Felicito y Monotonía, ¡se roba el show! Mientras yo, la más joven, trato de seguirle el ritmo, ella ya está coreando, bailando y hasta haciendo las coreografías. Si hubiera un concurso de imitar a Shakira, no tengo dudas de que mi mamá se llevaría el premio.