Jóvenes líderes y activistas participaron del panel “Mujeres Empoderadas, Mujeres Saludables” para hablar sobre los retos que enfrentan y sus posibles soluciones. Las panelistas fueron escuchadas por otros jóvenes aspirantes a puestos de elección invitados al encuentro.
La actividad se llevó a cabo en el contexto del Mes de la Mujer y estuvo organizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Panamá, junto a la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia Aplafa y la organización Aids Healthcare Foundation, AHF.
Maybis Nieto, psicóloga y emprendedora, habló sobre la necesidad de hacer las adecuaciones para que las mujeres que viven con discapacidad puedan educarse. Es necesario proporcionar accesibilidad física y también tecnológica. Mencionó también los tabúes que existen sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres con discapacidad; sobre este tema no hay información. Maybis, de 28 años de edad, es miembro de la Asociación de Mujeres Autónomas con Discapacidad en Panamá (AMADIPA).
La psicóloga Nazareth Espinoza, al responder la pregunta sobre los desafíos que enfrentan las mujeres jóvenes para lograr el empoderamiento y la participación, destacó que las mujeres jóvenes son discriminadas a la hora de buscar trabajo debido a su falta de experiencia laboral, pero también por la posibilidad de quedar embarazadas: “La responsabilidad de los cuidados recae en ellas”, dijo la joven miembro del Espacio Encuentro de Mujeres.
Alicia Tejada, activista afrodescendiente, expuso que para quienes apenas alcanzan a cubrir sus necesidades básicas es muy difícil pensar en participar en la vida pública, ya que están en modo de supervivencia. A pesar de que en el último Censo de Población el 31% se reconoció como afrodescendiente, aún continúa la discriminación hacia el cabello afro natural, que no se considera apropiado en entornos escolares y profesionales.
Silvia Santo de Bajo Chivire, de la comunidad ngöbe buglé, explicó que los programas de educación sexual y reproductiva deben llevarse a cabo con un enfoque intercultural. Recordó que las escuelas ranchos todavía existen y que el matrimonio infantil aún ocurre en las cordilleras más remotas. Según Santo, para muchas jóvenes en las comarcas, la única opción es ser trabajadoras domésticas; salen a buscar oportunidades en las ciudades y realizan ese trabajo para poder educar a sus hijos y a ellas mismas, pero suelen desconocer sus derechos laborales, lo que limita su desarrollo personal.
Panamá tiene una tasa de 61.7 embarazos, mientras que la tasa global es de 42.5 embarazos. La psicóloga Nazareth Espinoza pidió a los candidatos a puestos de elección invertir en salud reproductiva. Los servicios de salud pública entregan anticonceptivos orales que no son de última generación y producen efectos secundarios no deseados. También pidió que se facilitara el acceso a la píldora del día después. Enfatizó en la importancia de reforzar los programas de salud sexual y reproductiva, así como en brindar acceso a información de calidad y científica, ya que en casa los jóvenes no están recibiendo suficiente información: “Lo más que se les dice a los jóvenes es: cuidado con una cosa”.
Edith Castillo, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Panamá, destacó la celebración de los 30 años de la Conferencia de Población y Desarrollo, que en 1994 aportó de manera importante a la agenda en materia de igualdad de las mujeres. Sin embargo, en los últimos años se ha visto un retroceso en los derechos de las mujeres y las niñas. Castillo remarcó la importancia de espacios que permitan a los jóvenes hablar y ser escuchados: “Este es un espacio de intercambio; es necesario invertir en las mujeres y ponerlas en el centro de la discusión y los debates”, y agregó: “no podemos hablar de desigualdad y pobreza sin escuchar a las mujeres”.
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