Con el casco puesto sobre su cabello suelto color vino, y con una sonrisa ligera y amable sobre su rostro, conocimos a Ilka Gómez. Antes de reunirnos con ella, de camino al área minera del proyecto Cobre Panamá, su nombre resaltaba entre las conversaciones. No era para menos: Ilka, orgullosamente colonense, es la primera mujer en todo el país en operar la pala eléctrica PH4100, el equipo de carga más grande que existe en el rubro minero y el único en Panamá.
Soñar con manejar equipo pesado también es cosa de niñas y mujeres. Ilka nació y creció en San Benito, la comunidad más próxima a la mina y que años atrás era un sitio de difícil acceso.
Su infancia no fue de juguetes ni ilusiones a través de ellos; en su casa, los animales domésticos se convertían en los protagonistas de los juegos. Pero cuando Ilka viajaba a Penonomé, y veía en la carretera grandes vehículos como camiones y excavadoras, su curiosidad quedaba atrapada en ellos. Las palas, especialmente, siempre llamaron su atención. “Me preguntaba y ‘¿eso se podrá manejar?’”, recuerda la operadora.
En el corazón de la mina
Ilka Gómez. Fotografía. Alexander Arosemena.
Al ser oriunda de San Benito, desde niña creció escuchando historias de la gran mina que existiría al lado de su pueblo. No solo era un tema del que se hablaba en la comunidad, también era algo familiar: su papá trabajó en la empresa, que a finales de los años 90 hacía exploraciones de terreno para la instalación de la minera. “Desde pequeños sentíamos ese entusiasmo de poder trabajar en la mina”, relata Ilka. “Pero él [su padre] no pensaba que íbamos a llegar a trabajar aquí, como quien dice, en el cerebro de la mina. Quizás esperaba que trabajáramos en otros departamentos, como cocina o mantenimiento, pero no directamente con el equipo pesado”
Ilka tiene seis años de trabajar en Cobre Panamá. Dos de sus hermanos también son parte de la empresa. Ella empezó como ayudante general y luego de una pausa, regresó a la compañía tras tomar el curso de manejo de equipo pesado de la sede de Inadeh en Penonomé.
En 2017 empezó en la mina conduciendo camiones articulados 740, de acarreo; después los camiones todoterreno 777 Dumper; ascendió a operar excavadoras pequeñas para luego pasar a las más grandes; y, por su buen desempeño, como ella misma menciona, llegó a la gran pala PH4100. Ilka sabe manejar alrededor de siete maquinarias de equipo pesado diferentes.
Para aprender a operar la pala tuvo una capacitación de cuatro meses y pasaron cuatro meses más para poder operar la pala. Ilka describe ese entrenamiento como un proceso largo. Cuenta que la pala es un equipo de alto riesgo por sus dimensiones y que al principio le intimidaba; la seguridad es un aspecto que siempre se debe tener en cuenta al operar, sobre todo por los compañeros que están afuera, en el sitio.
La pala PH4100, de 21 metros de altura, es automática. Opera las 24 horas del día, sin incluir su mantenimiento. Su capacidad de carga por balde es de alrededor de 100 toneladas de material. Dicha carga se dispone en uno de los 39 camiones DTU, vehículo minero con capacidad de transportar 365 toneladas por viaje (cuatro baldes de la pala eléctrica, por recorrido), que puede realizar 130 viajes diarios aproximadamente.
Ilka tiene un año operando la pala eléctrica. Durante sus turnos, la maneja ella sola y se hacen relevos con sus compañeros. En ese lapso, no ha estado expuesta a situaciones de peligro o incidente durante su manejo. Cuenta que para no sentirse intimidada ante la magnitud del equipo es necesario capacitarse bien: “es un aparato del cual todavía hay mucho que aprender. Son habilidades que vienen con el tiempo”
Ser la única mujer entre los operadores masculinos de esa maquinaria es un puesto en el que solo ha recibido respeto por parte de sus compañeros. Es que por ella se siente un gran orgullo en la empresa; al ser la primera pero no la última panameña en operar la pala eléctrica. “Es como un sueño, no pensé que era posible llegar hasta acá”
‘Si ellos operan las máquinas, yo también’
La pala eléctrica PH4100, el equipo de carga más grande que existe en el rubro minero y el único en Panamá. Fotografía. Alexander Arosemena.
Ilka es mamá de una niña. A Madeleine, de seis años, mamá le ha enseñado fotos y videos de su trabajo conduciendo equipo pesado. Su mamá, orgullosa, cuenta que su hija es candidata a reina en su escuela, “llegó a la casa diciendo: quiero participar”.
Esa determinación, definitivamente, la heredó de su mamá. Ilka recuerda que de pequeña le interesaban más las labores que usualmente realizaban los hombres en su comunidad. “Me crié en un ambiente en el que las mujeres no hacían cosas; mi mamá se dedicaba a la casa y mi papá siempre iba al monte. Entonces, yo hacía lo que hacía mi papá. Siempre me gustó más lo que hacía el hombre. Cuando llegué aquí [a la minera], los varones eran los que operaban máquinas y yo dije: también quiero”
Su turno laboral empieza a las 6:30 a.m. y antes de las 5 de la tarde está de regreso a su casa en Coclesito. Al llegar, ayuda a su niña a hacer tareas y pasan tiempo de calidad juntas.
La operadora ha conversado con otras de sus compañeras sobre las ganas de aprender a conducir el equipo pesado, pero comenta que suelen responder que el temor les impide atreverse. “Les digo que el miedo hay que superarlo porque es normal sentirlo al principio, pero con el tiempo una va aprendiendo a manejarlo y a operar el equipo de la mejor manera. Yo sentía miedo al principio, pero dije ‘voy a continuar’. Muchas veces paraba el equipo, me bajaba porque no me sentía bien, llamaba al supervisor y le contaba cómo me sentía y las cosas que me pasaban. Eran cosas que, ahora las veo y eran sencillas, pero cuando empecé se me complicaban”
La colonense piensa que el aspecto principal para incentivar la participación femenina en el manejo de la pala es que una misma quiera hacerlo: “que salga de ti misma porque después que tú misma lo quieras, podrás lograr lo que sea”