Ivonne Torres Atencio sabía que médico no quería ser, aunque llamaba su atención las ciencias de la salud. Consideró estudiar odontología. Su lugar lo halló en farmacia donde descubrió su pasión por la química, hasta 11 materias de las que estudió la incluían. Llegó a la docencia, que ha ejercido durante 25 años, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.

Hizo su maestría embarazada. Durante su primer examen de bioquímica dio a luz, no faltaron los comentarios como: “que examen tan difícil que hasta indujo un parto”. Una semana después hizo la prueba. Ella trabajaba, hacía su maestría y tenía una bebé ¿Lograría finalizar su maestría? Le preguntaban algunos.

Una vez terminó las materias salió embarazada de su segundo hijo. Para obtener el título aún le faltaba unas prácticas que incluían trabajar con químicos industriales. “Yo no quiero que usted venga así [refiriéndose a su embarazo]”, le decía uno de sus preceptores, o “su niño podría salir con una tercera oreja”. Ivonne reforzó la seguridad usando mascarillas industriales.

Lo que cuenta Ivonne es lo que experimentan muchas mujeres científicas que tienen familia, pero que suele quedar detrás de bastidores en anécdotas. Y son los retos, importantes de conocer, para que más mujeres puedan avanzar en sus carreras.

Cuando le llegó la oportunidad de hacer su doctorado en Barcelona, España, su hijo tenía dos años y su hija cinco. Viajó con su hijo y dejó a su niña en Panamá, con el papá. Por ello fue criticada: una buena madre no dejaría a sus hijos.

Aunque en sus primeros años como estudiante, Ivonne no notó una diferencia entre hombres y mujeres (en la carrera de Farmacia habían más mujeres) sí sabía que para ellas estudiar y dedicarse a una carrera podía ser más difícil. La mamá de Ivonne volvió a la escuela secundaria, nocturna, cuando sus hijos crecieron. En un momento su hermano mayor y su mamá estudiaban a la vez. Se graduó con honores y aunque ganó una beca, su esposo no estuvo de acuerdo con que fuera a la universidad.

Uno de los consejos que Ivonne escuchó de su mamá fue: estudien, prepárense, para que tengan  independencia. Hoy, aunque ella sabe que cada caso es distinto, aconseja a sus estudiantes prepararse todo lo que puedan y crecer antes de hacer una familia.

Porque el aporte de la ciencia no está solo en la academia o en los laboratorios, Ivonne forma parte del movimiento Ciencia en Panamá, es su actual presidenta. Y entre las muchas actividades que tienen para promover la ciencia, una que consideran muy importante, es impulsar a las niñas y a las mujeres en el quehacer científico.

¿Por qué hace falta más mujeres en la ciencia? Por muchas razones. Más mujeres en ciencias permitiría que se preste más atención a los problemas de salud y situaciones particulares de las mujeres, que son el 50% de la población.

Durante mucho tiempo cuando se pensaba en desarrollar un fármaco o estudiar sus efectos los sujetos de estudios eran hombres. Cuando se habla del ser humano se pensaba, y todavía se piensa,  primero en masculino.

Para tomar esas decisiones también hace falta más mujeres en puestos de liderazgos. A pesar de ciertos avances, en Panamá instituciones como el Hospital del Niño, el Instituto Conmemorativo Gorgas o la Universidad de Panamá no han tenido una mujer como directora o rectora.

Además hay que romper barreras que limitan la participación de las mujeres, desde niñas, en las ciencia. Mientras que en los hombres se estimula más la aventura y la curiosidad; en las niñas se alienta el buen comportamiento, no ensuciarse, no caerse y, por lo tanto, no explorar.

Para que las jóvenes sepan que pueden hacer una carrera en ciencia deben ver a otras hacerlo, comenta la doctora Ivonne Torres Atencio. Agrega que por eso las científicas deben ser visibles en espacios públicos. A ello contribuye la iniciativa No sin mujeres, que promociona el uso equitativo de la voz pública y propone que en cada panel o congreso, con más de dos expositores, se incluya una mujer, y para ello está creando una base de datos con expertas. Allí también hay científicas.

Desde hace seis años Unesco celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia cada 11 de febrero, para hacer notar que aún falta más mujeres en ciencia, para alentar a qué más participen y que se sepa lo importante que es su contribución.

Ciencia en Panamá ha realizado diferentes eventos para la fecha. En 2016  hizo un evento con Senacyt y Ciudad del Saber: Pasado, presente y futuro de las mujeres en las ciencias, que reunió a mujeres de ciencia como la oncóloga y escritora Rosa María Britton y a su hija, la neurocientífica Gabrielle Britton quien se ha dedicado al estudio del envejecimiento en Panamá.

Que Panamá tenga su propia “masa crítica de científicos” es necesario, agrega la doctora. Los problemas que tiene Panamá no son los mismos de otros países;. eso es la tropicalización de la ciencia: “que la ciencia que aprendimos afuera la adaptemos a lo que necesitan las personas aquí”.

Este viernes 11 de febrero será la conferencia Impacto de la Pandemia en la Mujer en Panamá dictada por Nelva Araúz Reyes; seguido del panel Las heroínas de la pandemia. Podrá verse en vivo, desde las 11: 00 a.m. en el canal de Youtube de Ayudinga.