Las clases de laboratorio estaban entre las favoritas de la estudiante Mairim Solís. Le gustaban las ciencias. Quedó impresionada con un capítulo de ingeniería genética que estudió en quinto año.
En 2004 estaba por terminar su bachillerato en el colegio St Mary. Supo que le gustaría una carrera relacionada con la investigación. ¿Medicina? No. Su vocación no se inclinaba hacia la atención de pacientes. ¿Biología? Tal vez, aunque quería enfocarse en la investigación en salud.
Un día la embajada de Taiwán visitó su escuela. Les dictaron una charla sobre un programa de becas en ese país para estudiantes centroamericanos, hablar inglés era un requisito.
A Mairim le llamó la atención. Aplicó con el respaldo de sus padres, pues aún era menor de edad, y fue seleccionada.“Mis padres siempre me apoyaron, aunque mi campo era la investigación y aquí en Panamá eso estaba en pañales; ellos confiaron”, cuenta la doctora.
Vivió 11 años en Taiwán. Regresó a Panamá con un doctorado, dictado en mandarín, y una familia. Hoy trabaja en el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Igges), donde desde el año pasado se dedica al estudio de las células madre, con el objetivo de ayudar a combatir enfermedades como la diabetes.
Una estudiante muy aplicada
En Taiwán, Mairim hizo la licenciatura en ingeniería en producción animal. Allí se familiarizó con materias relacionadas con la ingeniería genética y la biotecnología. Obtuvo el mayor índice académico de su grupo. “Es que yo sabía que ese era mi propósito, estudiar”, dice como si se disculpara por ser aplicada.
Por eso uno de sus profesores le invitó a su laboratorio donde investigaba las células madre, con aplicación en infertilidad, allí empezó a interesarse por esta área de investigación. Cuando halló su campo de estudio se dio cuenta de que no podía regresar a Panamá sin un doctorado. Completó el máster en biotecnología en la universidad de Cheng Kunk y allí mismo obtuvo el doctorado en biotecnología.
Mientras estudiaba empezó a trabajar como investigadora. A la vez formó una familia. Recuerda que muchos de sus compañeros pasaban horas extras en el laboratorio, ella procuraba producir al máximo en su horario de trabajo para luego estar con su familia.
Es algo que aún hoy procura hacer. “Y si tengo mucho trabajo, llego a casa, estoy con mis hijos y mi esposo, y cuando mis niños se duermen continúo con mi proyecto”.
Es muy organizada. En la escuela secundaria también tomaba lecciones de violín, piensa que el tener una actividad extracurricular le ayudó a ser disciplinada. Viajaba a la escuela en bus colectivo. Considera que eso le permitió adquirir cierta independencia, habilidad que le ayudaría luego en su vida fuera de Panamá.
La doctora Mairim Solís, en búsqueda de la cura de la diabetes
Estudios de las células madre
La doctora Mairim trabaja hoy en el Instituto Gorgas, pero sus oficinas están en el antiguo edificio del hospital Santo Tomás. Está en la Dirección de Investigación y Desarrollo Tecnológico.
Forma parte de los investigadores en salud. Su proyecto ‘Correlación entre la edad materna y el potencial regenerativo de las células madres mesénquimas humanas’ tiene una subvención de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología.
Hay diferentes tipos de células madre. Las embrionarias se generan a partir de células de blastocito humano, uno de los estadios más tempranos de la vida. El procedimiento para extraerlas ha sido el centro de debates, debido justo al uso de embriones.
La doctora Solís se ha enfocado en otro tipo de células madre, las adultas. Para explicar la importancia de esta rama de la investigación, dice que en la medicina tradicional se usan medicamentos y otros tratamientos para procurar revertir las enfermedades o al menos retardarlas.
En la medicina regenerativa participan las células madre. De manera simplificada se puede decir que tienen el potencial de convertirse en muchos tipos diferentes de células, y funcionar como un sistema de reparación para el organismo. Del cordón umbilical, la médula ósea, la placenta y de tejidos adiposos también se pueden extraer.
El primer cultivo
Este año la doctora Solís y su equipo lograron por primera vez un cultivo de células madre. Este es un primer paso en un largo camino, que espera le lleve a encontrar un tratamiento contra la diabetes.
Para ello utilizan la placenta de madres donadoras voluntarias del hospital Santo Tomás. Antes de esto fue necesario elaborar un protocolo aprobado por un comité de bioética. “No va a un comité de bioética institucional, va a un comité nacional”, aclara la doctora. Allí también fue aceptado el documento de consentimiento informado para las donantes.
“La placenta es un tejido importante con células madre, pues allí estuvo el embrión y también el cordón umbilical a través del cual se transfieren muchos nutrientes de la madre al hijo”, dice. Su estudio está enfocado en la diabetes, una enfermedad que ha aumentado en el mundo y también en Panamá; pero las células madre son parte de distintos estudios en todo el mundo para combatir muchas otras enfermedades, como renales y neuronales.
Hay mucha expectativa en el mundo por lo que esta rama de la investigación puede lograr. Cuando la doctora Solís estaba en secundaria el término biotecnología era algo lejano. Ya no. La Universidad Latina ofrece hoy la carrera de Biotecnología; la Universidad Tecnológica cuenta con el doctorado en biociencias y biotecnología y la Universidad de Panamá concede una maestría en ciencias biomédicas.
La doctora Mairim Solís, en búsqueda de la cura de la diabetes
Sin embargo, Solís advierte a los pacientes que deben ser muy cuidadosos a la hora de participar en tratamientos experimentales con células madre. Muchos no están aprobados, es importante investigar. Advierte que en ningún ensayo clínico se debe cobrar a un paciente, y de hacerlo sería una suma mínima. Desde el Gorgas se pretende educar sobre el tema.
En Panamá falta completar la regulación al respecto. La ley de trasplante de componentes anatómicos está en revisión, así como el Decreto 2 del 21 de enero de 2013, que establece las guías para el uso de las células madre.
El tema de la regulación preocupa a la doctora, pues cuando esta falta pueden darse malas prácticas. Por el bien del paciente y de la ciencia estos estudios deben ser rigurosos