Ken Karasawa era una de esas personas que aunque no te conociera, te saludaba con una sonrisa. Así lo hacía cuando se cruzaba contigo en algún pasillo de Corporación La Prensa.
Desde esa perspectiva mostraba ser un joven tímido, callado, tranquilo, enfocado siempre en hacer su trabajo. Era diseñador gráfico y editor de diseño de revista K.
Después de casi una década de laborar en la misma empresa, tuve la oportunidad de compartir con él en un viaje. La invitación era de parte de Michael Kors para conocer su nueva colección en ciudad de México. Fue de esos viajes fugaces, con el que compartes todo un día con la otra persona. Nos hospedamos en el mismo hotel. Pude comprobar que era un profesional muy puntual; si la cita para encontrarnos en el lobby era a las 7:00 a.m, él ya estaba ahí minutos antes.
“Me encantó haber viajado contigo”, me dijo al abrazarme cuando nos despedíamos tras haber aterrizado de regreso a Panamá. Palabras que me quedaron grabadas porque reconfirmaban su amabilidad y caballerosidad. En ese viaje me enteré que habíamos nacido el mismo año, con meses de diferencia. Ken nació en Panamá, de padre japonés y madre española.
La sonrisa de nuestro compañero Ken Karasawa
Su estilo de vestir era impecable, pero aún así daba una imagen de cercanía y amabilidad. Era además gentil, gracioso y respetuoso.
Recuerdo una vez que se acercó al departamento desde donde se hacía la revista Ellas, para consultarnos sobre unas fotos de la gala del MET. Aunque trabajábamos en revistas diferentes, dirigidas a targets distintos, nos acobijaba la misma compañía; eramos colegas, compañeros de trabajo.
El domingo 11 de julio recibimos la noticia de su fallecimiento. Según los primeros informes de la Policía Nacional, fue asaltado para robarle su carro en horas de la mañana.
La etiqueta #JusticiaparaKen se hizo tendencia en Twitter un día después. Con esa frase, decenas de usuarios exigían justicia por su caso.
En octubre Ken Karasawa cumpliría mi edad: 37 años.