Con sus estudios clínicos, Lidia Sogandares (1907-1971) fue pionera de la ciencia médica en Panamá, ella es parte de la historia de la medicina y, por tanto, parte de la historia del país, sin embargo, es un personaje obviado del currículo escolar del sistema educativo panameño, tal cual pasa con otras mujeres destacadas, como Clara González, Carmen Miró, Reina Torres de Araúz, todas científicas biografiadas en el libro Pioneras de la Ciencia coordinado por Eugenia Rodríguez Blanco.

En el marco del mes de la patria es imperativo ponderar la vida y obra de las mujeres que ayudaron a construir esta sociedad, tal como hizo Lidia, una tabogana que pudo casarse y hacer su vida en Estados Unidos, pero que decidió vivir en su patria y ejercer su profesión, para beneficio de cientos de mujeres.

La historia de esta médica está ligada a la salud sexual y reproductiva de la mujer del siglo XX que poco o nada sabía sobre su salud reproductiva. Por los años 1930, las mujeres ponían en riesgo sus vidas tratando de evitar embarazos, tomando pastillas de quinina o yendo a que les introdujeran artículos puntiagudos para culminarlos. En esa realidad, comenzó a trabajar la primera médica y ginecóloga panameña, Lidia Sogandares, a quien le tocó intentar sanar aquellas graves heridas.

Más tarde, para finales de los años 1940, fue testigo del aumento de la demanda de natalidad en las salas de Caridad del hospital, donde los médicos se veían obligados a atender 400 partos al mes en un lugar construido para atender a 50 personas. Las mujeres eran ubicadas en colchones en el piso. En medio de ese caos, de forma visionaria denunció el embarazo adolescente y la paternidad no responsable ante los medios de comunicación. A Lidia le dolía ver a mujeres menores de 20 años con tres y cuatro hijos sin padre, a quienes les habló de proyectos de vida y de planificación familiar. El Hospital Santo Tomás fue el lugar predilecto de trabajo Sogandares, sin embargo, allí nada lleva su nombre.

La Doctora, como la llamaban sus pacientes, no sólo se desveló por la atención de la salud femenina, sino que enseñó a varias generaciones de estudiantes de enfermería y de medicina; así como también fue una gremialista activa. Fue miembro de varias organizaciones médicas. Presidió, por ejemplo, la Asociación Médica Nacional de Panamá y la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología, de la cual fue miembro fundadora. En el plano social, cofundo la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia (APLAFA).

Todos esos aportes hablan de una humanista, de una patriota, de una colega. Hoy, en el Día del Ginecólogo Obstetra Panameño/a (7 de noviembre), sigo como la gotera, solicitando que la maternidad del Hospital Santo Tomás honre a la primera mujer que presidió esa sala. Lo bueno es que ya no estoy sola, hoy por hoy, un grupo diverso de voces comparten el mismo clamor.

La autora es periodista y autora del libro La Doctora