1. Las llaves. Incluso si uno tiene un lugar fijo para ponerlas ellas de vez en cuando se dan a la fuga. Sobre todo, si vamos tarde para algún lugar.

2. Medias. Apenas te las quitas una coge para un lado y su compañera para el otro. No basta con que las amarres.

3. Las tapas de los envases de llevar comida. Se pueden tener muchos modelos y formres como yo, tienes de varios modelos y tamaños de envases de comida. Pero tarde o temprano se pierden las tapas. Lo curioso, o mejor dicho desesperante, es que las otras tapas no sirven para reemplazar a la que se extravió.

4. Tenedores. No sé qué les he hecho, lo cierto es que se me desaparecen.

5. Los posavasos. Son otros errantes de la cocina.

6. Los cortauñas. Una se cansa de comprar y de ver, luego, que no hay un cortauñas en esta casa.

7. Las ganchos u horquillas de cabello. Búsquelas cuando las necesita.

8. El cargador del celular, sobre todo si es de uso compartido, lo normal es que ande perdido.

9. Los cierres o tuercas para aretes o pendientes. Dicen que cuando se te pierde algo basta con reemplazarlo para que aparezca. Ese no es el caso de los cierres de aretes, cuando se pierde uno es raro que aparezca.

10. Las plumas o bolígrafos. Cuando necesitas uno de tinta negra solo aparece el azul.

11. Los paraguas. Un objeto que debe ser omnipresente en la vida de los panameños no lo tenemos casi nunca en mente. Tal vez por eso nos paga con ese mismo menosprecio.

12. Los anteojos o lentes. Siempre hay que buscar primero en la cabeza, porque los anteojos son bromistas y escapistas por naturaleza.