Hoy no me siento tan positiva, ni entusiasta. Llega el momento en que la novedad de la cuarentena pasó y esta situación empieza a ser estresante y hasta un poco aburrida. Luego recuerdo que no puedo hacer nada para controlar lo que pasa a lo externo, que solo controlo lo que pasa dentro de mí, mis emociones, mis sentimientos y pensamientos, así como mi entorno cercano y trato nuevamente de enfocarme en ello.
Recuerdo un pensamiento que dice que la felicidad es una decisión que se toma, no es algo que nos llega milagrosamente por causas externas y empiezo a agradecer por todo lo que me rodea… eso nunca falla.
Hay un par de cosas que siempre quise hacer y que tenía reservadas para “cuando tenga tiempo”, una de ellas era empezar a pintar y la otra, escribir. En cuanto a pintar, por ahora no aspiro a pintar grandes cuadros, yo sólo quiero pintar mariposas.
Resulta que un día me di cuenta de que tengo una fijación con ese bello animalito. Lo confirmé cuando vi la cantidad de adornos, detalles, cuadros que tengo en mi casa, en los que no puede faltar una mariposa, y luego entendí la razón. Y es que es un insecto maravilloso; para mí simboliza la transformación, la evolución, el cambio por el cual todos en algún momento pasamos, aunque nunca falta a quien le gusta mantenerse en el estado de gusanito o de oruga.
Creo que el objetivo de la gran mayoría es convertirnos en bellas mariposas y volar hasta alcanzar nuestras metas; y ojo, no es que el estado de gusanito o de oruga sean malos, son etapas por las que tenemos que pasar, para aprender y obtener las habilidades que necesitamos para transformarnos, el problema está en no evolucionar y quedarnos allí. La verdad es un animal que me fascina y me dije, “cuando tenga el tiempo pintaré mariposas”.
Como ya saben ese tiempo llegó, de manera inesperada, así que comencé a recopilar todas las pinturas de acrílico, acuarelas, pinceles y materiales de arte de mi hijo, ¡esos que nunca faltan en la lista de útiles escolares y cuando llega el fin del año te das cuenta de que la mayoría están intactos… esos mismos! y me puse manos a la obra.
Debo confesar que las primeras mariposas no quedaron muy bonitas que digamos, pero he ido mejorando. Hasta me atreví a decorar con ellas un muro de mi casa. ¡Eso me hizo feliz!
Lo otro que siempre me ha gustado es escribir y lo estoy haciendo ahora con mayor frecuencia. ¡Escuchar los comentarios de amigos y desconocidos que de alguna manera se han sentido identificados o motivados con mis reflexiones de cuarentena también me hace feliz!
Creo que todos tenemos dones, habilidades, aptitudes para diferentes cosas. Son dones que nos ha regalado el Señor y que debemos aprovechar. Durante estos días de cuarentena, me han llegado volantes y videos de conocidos, y resulta que son excelentes pasteleros, cocineros, costureras, conferencistas, motivadores y emprendedores. La creatividad de cada uno ha salido a relucir y ojalá sea parte de esta “nueva normalidad” de la que tanto hablan, pues ya es tiempo de que nos convirtamos en maravillosas mariposas.