Desde las cejas hacia abajo, el vello corporal femenino es rechazado y se señala a la mujer que los deja crecer o no los oculta.
En junio de este año, la marca de afeitadoras Billie Razors lanzó una campaña publicitaria en la que mostró a modelos en biquini no rasuradas. Otras firmas como Adidas, Nike y Mac Cosmetics han mostrado vellos en sus campañas.
Julia Roberts, Drew Barrymore y Miley Cyrus han acudido a alfombras rojas con las axilas sin depilar, y cada una se volvió centro de ataques.
En Panamá también hay mujeres que se rebelan contra la obligación de depilarse, o lo hacen solo cuando quieren y no para complacer a los demás.
‘Mi papá me mandó a depilarme’
Mis vellos, mi decisión
Ana Sofía Camargo es una artista visual panameña que cree que quitarse los vellos es una decisión personal. Al momento de esta entrevista, no se había rasurado desde diciembre. Su herencia asiática tampoco la hace muy velluda.
“Cuando tenía 13 años, mi mamá empezó a asistir a la Iglesia adventista, en donde prácticas como la depilación, se consideran vanidad. Por eso tampoco me lo inculcó”.
“Si iba a la playa, venía el estrés de la depilación, pero notaba que mi papá no pasaba por todo eso”.
En diciembre del año pasado, la artista regresó a Panamá después de estudiar durante tres años y medio una licenciatura en comunicación estratégica y arte en University of the Ozarks, en Arkansas, Estados Unidos.
En 2018 fue nominada como artista 3D del año en los premios estatales Black Apple Awards, otorgados por The Iddle Class, una revista de arte estadounidense. Acudió al evento de gala con un vestido que mostraba sus vellos.
“No permitiría que me quitaran valor solo porque no me depilé ese día. Me sentía hermosa”.
Ana Sofía piensa que la aceptación de sus vellos ha estado influida por mujeres cercanas a ella. “Mi host mom en Estados Unidos era una profesora universitaria que iba a trabajar sin depilarse. Mi profesora de escultura tampoco lo hacía. Si ellas podían ser profesionales respetadas, ¿por qué yo no?”.
Alguna personas allegadas a ella la han criticado. “Antes, mi hermana menor no lo soportaba. Una vez mi papá me mandó a depilarme. Le respondí que lo haría si él lo hacía. Puso mala cara y dio la vuelta”.
Según Ana, en la calle las miradas extrañas no faltan. “A veces en el transporte público me siento cohibida cuando debo levantar el brazo para sostenerme; usualmente se me quedan mirando, pero luego veo un chico que está haciendo lo mismo y nadie lo mira raro. Y se me pasa”.
Aconsejar a las hijas
Mis vellos, mi decisión
“En la adolescencia quería ser como todas, y apenas salían los pelitos, iba a quitármelos. Siempre he sido muy bohemia, así que me los quito o me los dejo, según como me sienta”.
Mitchell Quiñones es orfebre y dueña de su marca Mitchell Q. Joyería Inusual. Además, es bióloga y mamá de una adolescente.
“Si tengo un evento formal, siempre está la presión social y suelo quitármelos. Lo hago cuando me apetezca, pero casi siempre me arrepiento después porque mi piel es muy sensible. Mis vellos no me molestan ni me dan pena”.
“En mi entorno social estamos las que no nos rasuramos y las que sí, pero es un tema que no comentamos. He recibido algunos comentarios negativos en redes sociales cuando publico fotos con mis vellos, pero si mi esposo no me dice nada, es irrelevante lo que puedan decirme los demás”.
Sobre su hija, cuenta: “Ve que las amigas lo hacen y es normal que quiera hacerlo. Le dije que esperara hasta los 14 años y le advertí que, una vez se los quitara, crecerían más visibles y la piel podría tener reacciones. Siempre la he dejado ser, si veo que se los quita, no le digo nada. Esa es la idea, que decida sin ser presionada por otros o para gustarle a los demás”.
Mitchell ejerció como bióloga por cinco años. Eso le permitió entender que cada parte del cuerpo cumple una función. “Los vellos tienen su razón de ser y hay efectos cuando los quitamos. En las axilas se liberan muchas toxinas y los vellos ayudan a que ellas salgan del cuerpo. Son su medio de transporte. Removerlos, y además colocar desodorantes antitranspirantes, evita que sudemos y se acumulan las toxinas”.
‘Los pelos son lo que menos limitan a una mujer’
Mis vellos, mi decisión
En marzo de 2018, la actriz y comediante panameña Alejandra Araúz fue invitada a un recién inaugurado centro para visitantes en Ciudad del Saber. Notó que la luz del atardecer iluminaba la entrada del recinto y le pidió a su novio que le tomara una fotografía. Cerró los ojos, levantó sus brazos y posó mostrando los vellos de sus axilas.
Al publicar su foto en Instagram, la acompañó con una descripción sobre su visita al centro. Recibió 361 comentarios, todos sobre sus vellos.
“Aunque en tu casa no te hablen de tus vellos, la sociedad lo hace. Los niños en la escuela, la gente en la calle, el tío machista que te dice que te quites los bigotes creyendo que es chistoso, pero te recuerda que para ser mujer, al parecer, la sociedad acordó que no debes tener pelo”.
Ale, como le dicen, no se depila a menos que en su trabajo lo requiera. Ella hace campañas comerciales, obras teatrales y películas.
Se empezó a depilar a los 11 años. “Le decía a mi mamá que me sentía fea. Tenía uniceja y en sexto grado, un niño empezó a llamarme hombre lobo. Llegué a mi casa, tomé la rasuradora de mi papá y me rasuré las cejas”.
Se reconoció como feminista a sus 25 años. “Fui encontrando el amor propio y entendiendo que eso era parte de mí. Mi mamá me ayudó porque nunca me presentó una idea de cómo debe ser una mujer. No me inculcó que debía andar en tacones. Ella no se ponía límites ni creía que no era capaz de hacer algo”.
Cuando publicó aquella foto esperaba insultos. “Me decían que era desaseada o que cómo tendría otras partes del cuerpo. Los recibía de hombre y mujeres”.
Pero le gustó que se debatiera el tema. “Hay gente que me defiende y otra que está en contra”.
Para Alejandra, dejarse los vellos demuestra el poder de decisión que deben tener las mujeres sobre sus cuerpos. “La gente piensa que para ser feminista tienes que dejarte los vellos y no es así. Ser feminista es entender el motivo que tienes para quitártelos o no”.
Piensa que es positivo que la publicidad muestre a modelos sin depilar, pero “hay que pasar de la moda al contexto. Entender cuál es la lucha. Los pelos son lo que menos interrumpen la realidad de una mujer. Cosas como la no planificación familiar, la falta de educación sexual, la violencia sexual sí limitan su desarrollo… Los vellos son parte de esa lucha que te ayuda a entender que eres dueña de tu cuerpo y que solo tú puedes decidir sobre él”.
Mis vellos, mi decisión
Mis vellos, mi decisión
Mis vellos, mi decisión
Mis vellos, mi decisión