Un choque de carros era lo único que le faltaba a la abogada Noemí Tile ese Sábado de Carnaval de 2017. El accidente no fue grave, pero bastantes complicaciones ya había tenido.
Más temprano, en los culecos, a ella y a su esposo les habían hurtado las identificaciones y las llaves del carro.
Luego su suegra se ofreció a llevarla, para enviar las llaves de su casa en la capital a alguien que pudiera encontrar la otra copia de las llaves del carro. Pero el lugar donde harían la encomienda estaba cerrado, y al volver ocurrió el choque. En el carro también iba la mamá de Noemí.
Esperaron lo que a ella le parecieron dos horas. Llegó la Policía, los vecinos, la grúa y la noche. Cuando casi la grúa se iba a llevar el automóvil, fue a cerrar la puerta del carro, que era manual. “Voy, abro la puerta, bajo el botón del seguro del carro y al salir vi las luces y sentí el golpe”.
Su mamá igual vio las luces del carro, fuera de control. Quiso gritarle a su hija que no se bajara, pero no alcanzó. La pierna derecha de Noemí quedó atrapada entre los dos carros. Supo que la había perdido. “Pensé que moría y me repetía: “no me puedo morir, tengo a las niñas chicas, cómo van a quedar mis hijas…”.
‘No te preocupes, vamos a salir de esto’
Noemí estuvo en la sala de operaciones hasta las 3:00 a.m., según le contarían después. Al salir del quirófano, con una sola pierna, la enfermera avisó a su esposo. “Él dice que yo le dije: ‘no te preocupes, nosotros vamos a salir de esto”.
Al día siguiente empezó a recibir tantas visitas que el doctor tuvo que restringirlas. Todos entraban serios, recuerda Noemí, ¿qué se le dice a una persona que ha perdido una pierna? Pero ella sonreía.
Estuvo alrededor de 32 días hospitalizada en Chitré. En la ciudad de Panamá estuvo 35 días más internada. Su otra pierna, también lesionada, necesitaba curaciones. Le dieron de alta en mayo, y en junio entró al Instituto Nacional de Medicina Física y Rehabilitación, que también se conoce como CRI.
‘Perder una pierna me hizo parar’
En el centro iniciaba sus días haciendo pesas; ella nunca había sido una mujer de ejercitarse, pero eso iba a cambiar. Encontró en el centro una energía positiva y compañía. “Allí veía el valor de quienes se rehabilitaban y de sus acompañantes”. Ella misma, con cada sesión, se decía: “voy pa’lante, estoy avanzando”.
Había momentos difíciles. Un día, frustrada, le dijo a un amigo: “no sé cómo voy a hacer para perdonar a la persona que me hizo esto”. Él le respondió “no tienes que pensar en eso ahora. Ahora recupérate, después ves eso”.
Siguió buscando consejo y guía. Quería conocer a César Barría, el atleta panameño que perdió una pierna. Las hermanas de Noemí lo contactaron. Él le envió algunos consejos y le dijo que cuando estuviera lista la quería conocer. “Pero yo quería que me viera con mi prótesis”, dice ella.
Se busca una rodilla
Noemí sabía lo que quería. Su hermana le había enseñado por Instagram a la modelo brasileña Paola Antonini. “Mira a esta modelo, a ella le falta una pierna”. Tenía una moderna prótesis.
Cuando el protesista se reunió con ella y le dijo que su diseño tendría una cubierta parecida a la piel, ella respondió: “no, quiero una que parezca prótesis”. Le enseñó las fotos de la modelo brasileña. La respuesta de él fue: “esa rodilla de ella cuesta al menos 20 mil dólares”.
Con su familia reunió ocho mil dólares. Cuando al fin llegó su prótesis tuvo que aprender a caminar con ella; le costó ganar confianza, pero pronto empezó a tener molestias. Tras varias evaluaciones los médicos dieron con el problema: tenía una lesión en la otra pierna y le recomendaron una rodilla electrónica, porque la rodilla manual le hacía esforzar a la otra.
‘Perder una pierna me hizo parar’
A su papá se le ocurrió solicitar una donación en la Presidencia, en el gobierno. La carta que elaboraron le serviría después para ayudar a otras personas. Después de obtener el apoyo, entró en contacto con Ossur, empresa islandesa de ingeniería biomédica que también ha elaborado prótesis para César Barría.
Cuando Noemí por fin conoció al atleta, él le dio varios consejos. Uno: que cuidara mucho su otra pierna, nada de forzarla, un error que él había cometido, y le recomendó seguir rehabilitándose con alguna actividad física de su gusto.
‘Perder una pierna me hizo parar’
Su nutricionista le refirió una instructora de yoga a domicilio. Una práctica que había hecho en su juventud. El yoga le fortaleció física y mentalmente, pues la compañía y la charla con su instructora le ayudaron.
Cuando su protesista, colombiano, la vio un meses después de hacer yoga, quedó impresionado con su cambio físico ‘¿qué estás haciendo’?, le preguntó. Después la invitó a modelar una prótesis en un congreso en Panamá.
Un día me llamó y me dijo que en Orlando, Estados Unidos, había otro congreso. “Ya yo sabía, le dije que me encantaría ir y estaba viendo los pasajes, pero…”. Él le aclaró que Ossur la invitaba, con todos los gastos, para que mostrara a otros sus progresos.
Recuerda haber llorado en Orlando. “No podía creer lo que estaba logrando después de aquella noche terrible”.
‘Perder una pierna me hizo parar’
El para qué de un accidente
A Noemí muchas personas le preguntan en la calle ¿cómo consiguió esa pierna? ¿se la hicieron aquí? Y yo les explico que sí, que fue armada en una institución del Estado.
Ella ha ayudado a algunos a enviar cartas para pedir apoyo al Gobierno. Su sueño es crear un espacio de información para que la gente amputada sepa qué hacer Y dónde encontrar incluso respaldo financiero. “He pensado no en por qué me pasó este accidente, sino para qué. Era una persona workaholic que salía siempre tardísimo, sin tiempo, y que además en casa quería dirigir todo, era perfeccionista. Esta discapacidad me obligó a parar y me hizo aprender a delegar”.
El día del juicio de la persona que la atropelló, ella no fue. La representaron sus padres. Ese conductor pidió perdón y fue un momento emotivo. “Lo perdoné porque sé que ese día él no salió a la calle pensando en ocasionarme esto; también porque nuestra familia es de Chitré y quiero volver allá tranquila”.
Aquel Sábado de Carnaval varias cosas salieron mal, pero, en retrospectiva, ella piensa que desde el momento del accidente todo empezó a salir bien: “estaba allí un policía que me hizo un torniquete, otro muchacho me hizo un segundo torniquete, de lo contrario, me habría desangrado. El hospital estaba a dos minutos y justo ese día había tres médicos de guardia y dos eran ortopedas, y supe después que Chitré tiene uno de los mejores servicios de ortopedia”.
El accidente la hizo enfocarse más en su familia y en sí misma. Una vez a la semana nada con sus hijas. Hoy ellas la presentan a sus amigas con más orgullo que antes.
Pero Noemí se pregunta dónde están las demás amputadas en Panamá. No las ve en las calles, sabe que hay más. ¿Prefieren no salir? Los hombres tienen hasta ligas deportivas de amputados. “Esas mujeres deben saber que si ellas florecen también lo harán sus familias”, reflexiona.
‘Perder una pierna me hizo parar’