Una delegación del equipo de bote dragón Pink Warriors, conformado por sobrevivientes de cáncer, estuvo en el Festival Participativo de Bote Dragon de Sobrevivientes de Cáncer de Mama que se realizó en Nueva Zelanda, en marzo, en el que participaron alrededor de dos mil mujeres.
Por primera vez nuestra bandera estuvo ondeando en este majestuoso evento y el equipo Pink Warriors tuvo el honor de poder llevar el estandarte nacional por las calles de Cambridge, NZ.
El dragon boat es mucho más que ponerse en forma; tiene beneficios al unirse a un equipo y participar en esta actividad ya que se adquiere el sentimiento de camaradería entre las participantes. Es la oportunidad de promover la conciencia de una vida plena y placentera después del cáncer, hay una mayor confianza en uno mismo y control de la propia vida; ese sentimiento de fuerza, compañerismo, juntas en el bote, todas remando para el mismo lado, nos mueve y nos hace sentir poderosas.
Con los botes dragón estas mujeres comienzan a recuperar su confianza, pueden tomar el control de sus vidas y las pone en una forma física fantástica. A través de todos los logros les queda una sensación de control y confianza, es una sensación de salud renovadora.
Una delegación del equipo de bote dragón Pink Warriors participó en un festival mundial de remo en Nueva Zelanda, celebrado en marzo.
Festival Participativo de Bote Dragon de Sobrevivientes de Cáncer de Mama acudieron más de dos mil mujeres.
No solo se ha demostrado que el ejercicio físico contribuye a aumentar la fuerza muscular y mejora el estado físico y el bienestar general, sino que también mejora la calidad de vida y prolonga la supervivencia en mujeres a las que se ha diagnosticado cáncer de mama, ya que permite el drenaje linfático que se ve afectado al tener muchas de ellas disección de ganglios axilares.
En estas competencias los botes se conforman por 20 remadoras, una drummer o tambor que lleva el ritmo y una timonel que dirige dicha embarcación.
Para las asistentes, me incluyo, fue una gran experiencia, una antesala para que podamos en algún momento promover también a nuestro país como anfitrión de este hermoso evento, en el que se celebra la vida y se demuestra fuertemente que sí se puede después del cáncer, y que juntas somos más fuertes de lo que pensamos.
Ver a tantas mujeres de todas las edades, culturas y creencias movidas por las ganas de disfrutar al aire libre y demostrar la fortaleza que tienen a través del remo y la destreza de ser una sola dentro y fuera del bote, fue algo inolvidable; cada una a pesar de haber pasado por una etapa difícil en su vida, también compartimos el ímpetu y las ganas de vivir.
* La autora es presidenta de la Asociación Pink Warriors Panamá y representante en Panamá de la IBCPC (International Breast Cancer Paddler Commision).
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autor.
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