Los hombres tienen una participación laboral mucho más alta que las mujeres, aunque la brecha se reduce gradualmente. Mientras que en 2020 la diferencia de participación fue de casi 28 puntos porcentuales a favor de los hombres, la creciente participación laboral de las mujeres llevará a reducir esta brecha a 18 puntos en 2050.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), a estas diferencias de participación laboral entre sexos se le llama “bono de género”, que se refiere al aumento de la producción económica que se generaría si se eliminaran las barreras que impiden una participación igualitaria de las mujeres en el mercado laboral.
En lo particular, para explicar el bono de género, me gusta emplear la siguiente analogía: “Imaginemos una comunidad donde solo la mitad de sus miembros pueden trabajar. Es como si la comunidad solo utilizara una mano para realizar sus tareas. En cambio, si permitimos que todos trabajen, es decir que empleemos las dos manos, la comunidad se vuelve más fuerte y próspera. Eso es el bono de género: cuando hombres y mujeres participan por igual, todos se benefician”.
En cuanto a los obstáculos que impiden una participación igualitaria de la mano de obra calificada de la mujer, estas se pueden superar con generación de evidencia, terreno donde Unfpa busca contribuir con Panamá, a través de un Análisis sobre Población (ASP), que divulgaremos este año.
Desde el ámbito institucional estas barreras se pueden reducir con políticas públicas sobre cuidados y en el hogar compartiendo las tareas de cuidados y crianza por partes iguales, hombres y mujeres, porque, en la medida que se avanza en la igualdad de las tareas domésticas, la crianza de niños, niñas y adolescentes, y el cuidado de personas mayores, las mujeres ganaran autonomía, lo que se traduce en tiempo para capacitarse e incorporarse al mercado de trabajo en condiciones competitivas.
Y, aunque las condiciones igualitarias aún no están dadas, la incorporación de la mujer al mundo laboral ha sido paulatino pero firme. La extensión de los años de estudio de las mujeres, la fuerte reducción de la fecundidad, las nuevas formas de organización familiar y de las parejas son factores que favorecen su incorporación al mundo del trabajo.
En el caso de Panamá, para el período 1980-2010, la incorporación de la mujer en el mercado laboral produjo que los ingresos por persona fuesen un 36% más altos. Eso indica la importancia de sumar el talento de más mujeres al desarrollo sostenible del país.
A las puertas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, insistimos en visibilizar el bono de género que hay en Panamá, porque cuando las mujeres tienen igualdad de oportunidades, gana la economía, crece la productividad y se fortalece el desarrollo nacional. Ignorar este potencial es una pérdida que Panamá no puede permitirse.