Marvin y su hijo Isaac, de 12 años, acababan de recibir una paliza.
Estaban en Sochi, Rusia, en la Olimpiada Mundial de Robótica 2014, la más grande competencia de su tipo, rivalizando contra 2 mil niños y jóvenes de 40 países. Niños desde los 7 años, que arman robots y los programan para bailar, jugar fútbol, simular recoger basura en una base espacial o plantar árboles, todo a escala.
Lejos estaba la euforia de ser el primer grupo de panameños en asistir, como invitados, a esa competencia internacional. Ganarle a los rusos, alemanes y taiwaneses no sería fácil. Lo sabían. Pero no imaginaban quedar entre los últimos.
No había pasado ni un año desde que Isaac, el mayor de los tres hijos de Marvin Castillo y Lorena De Gracia, había llegado a casa queriendo participar en la primera competencia escolar RoboCup Jr. en Panamá, que organizó la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología en 2014.
¿Robótica? Marvin y Lorena no tenían ni idea, sí sabían que iban a apoyar a su hijo. Compraron por internet un robot, y a las pocas horas, siguiendo instrucciones y tutoriales de Youtube ya estaba funcionando.
Lograron lo imposible: ganar en competencia y, más adelante, obtener el pase para la Olimpiada Mundial de Robótica. Un torneo en el que por primera vez Panamá asistiría, con una delegación de cuatro niños.
En Panamá, a ocho horas de diferencia, Lorena desesperaba por noticias. Cuando por teléfono Marvin le contó de la derrota, ella, además de consolarle, le dijo: “pregúntale a los papás de los niños ganadores cómo hicieron para ser tan buenos, qué hacen en sus países”.
Esa forma de apañar una derrota iba a cambiar la vida de los Castillo De Gracia.
Robótica, perder para ganar
Robótica, perder para ganar
‘Puntuación perfecta para Panamá’
Es noviembre de 2017. Por primera vez la Olimpiada Mundial de Robótica, que tiene 13 años, se hace en América. Costa Rica es el país anfitrión y el tema de la Olimpiada es el desarrollo sostenible. Hay 3 mil niños de 65 países.
Panamá está presente con 65 niños. Dieciséis veces más participantes que hace tres años, en 2014.
Dos de esos niños que forman un equipo van a lograr una puntuación perfecta en la categoría Jr., lo que los convierte en el mejor equipo de Latinoamérica: Raúl Ng del Colegio La Salle e Isaac Castillo, de Balboa Academy. Isaac es el hijo de Marvin y Lorena.
En medio de las fiestas patrias, la noticia tiene eco en las redes sociales y en los medios de comunicación.
En 2014, cuando Marvin le consultó a los padres de quiénes habían vencido a su hijo, cómo tenían tan buen desempeño, ellos le contestaron con otra pregunta: ¿a qué edad su hijo empezó robótica? Y allí Marvin descubrió que esos niños le llevaban cinco o seis años de práctica a Isaac. Algunos programaban desde antes de los cinco años de edad.
Tomó el vuelo a Panamá con una inquietud: los niños panameños estaban rezagados. Incluso lo estaba su hijo, alumno de una escuela privada.
Esos niños de Europa y Asia se estaban preparando para el futuro. ¿Qué iba a pasar con los niños panameños? Habló con su esposa y decidieron poner manos a la obra: Lorena se fue a Costa Rica, el lugar más cerca, para capacitarse en robótica. Al regresar, abrió en su casa, en Cárdenas, área revertida, un programa después de clases para enseñar a los niños a programar. Sus tres hijos y niños del vecindario se reunían en un cuarto de su casa. Al final de cada clase los niños lloraban. No querían irse.
¿Cuándo se ha visto a un niño llorar al irse de la escuela?, se preguntaba Lorena. Pensaron que tenían algo bueno allí: a los niños les gustaba la robótica y además estaban aprendiendo otras habilidades para la vida.
Robótica, perder para ganar
Marvin, quien tenía un alto cargo en una compañía de servicios marítimos, dejó su trabajo, ya había tenido problemas de salud debido, en parte, al estrés, y se dedicó junto a su esposa a desarrollar una academia de robótica y la fundación Fundesteam. Steam son las siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas, las cuatro áreas de conocimiento en las que trabajan científicos e ingenieros.
“No queremos que todos los niños sean ingenieros, pero sí que aprendan a pensar como uno”, es una frase que repite Marvin cuando explica su programa en diferentes foros, así lo contó a un grupo de periodistas meses atrás reunidos para conocer de la próxima Olimpiada Robótica Cable Onda.
En un espacio en Ciudad del Saber, en 2015, empezaron a dar talleres para niños desde los cinco años.
Allí atienden a 200 niños de lunes a viernes. Y en su campamento de verano han atendido hasta 700 niños, según información de su página web.
Robótica, perder para ganar
‘Los maestros no van a querer’
Para hacer crecer su proyecto empezaron a tocar puertas en las escuelas particulares. Alcanzaron 50 escuelas, la mayoría católicas, y decidieron incorporar a las escuelas públicas.
¿Tú estás seguro? Le preguntaron muchos sobre su determinación. “Me dijeron: no vale la pena, las escuelas públicas andan siempre en huelga, la directora no va a querer, los maestros no van a querer”.
Mandaron 72 cartas solicitando patrocinio para equipar una escuela pública. Nada. Fueron a la Asamblea Nacional y un diputado les ofreció el apoyo, pero prefería el anonimato. Si el proyecto salía mal no quería estar involucrado.
Así equiparon el primer salón en la escuela Juan B. Sosa, en Panamá Viejo.
Fundesteam, que trabaja también con voluntarios universitarios, capacitó a todos los maestros de la escuela Juan B. Sosa. Nunca capacitan solo al profesor de ciencia o matemáticas. Nunca se sabe cuál maestro se va a interesar por el proyecto y lo llevará adelante.
En la siguiente competencia que hicieron, de los seis primeros lugares dos los ocuparon niños de la escuela Juan B. Sosa. Eso, sin el apoyo de los maestros, no habría sido posible.
Hoy, con una alianza público-privada, ya han dotado a 90 escuelas entre oficiales y particulares. Sus laboratorios de robótica educativa han sido utilizados por 15 mil estudiantes y 600 profesores.
Del 30 de octubre al 1 de noviembre, será la Olimpiada de Robótica Cable Onda. El tema es el objetivo del milenio 2: Cero Hambre. Los ganadores representarán a Panamá en Tailandia.
Robótica, perder para ganar
Robótica en PANAMÁ
En crecimiento.
Diversas iniciativas públicas y sobre todo privadas ofrecen hoy programas de robótica para jóvenes.
La Universidad Tecnológica ofrece cursos de robótica educativa.
Existe un Cómite de Robótica en Panamá que organiza, entre otras actividades, el torneo Robocup. (www.robotica.edu.pa)