El deseo de convertirse en enfermera llegó a ella a través de sus ojos. Uniformadas de blanco, impecables, elegantes. Le gustaba ver lo distinguidas, sabias y respetables que se veían estas profesionales hospitalarias.

De niña, Carmen Salinas Quirós quería ser enfermera. Hoy, con 24 años de trayectoria, es jefa de la Unidad de Intensivo de Neonatología 2 del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel.

“La neonatología es un área muy vulnerable”, opina miss Carmen en entrevista exclusiva a ELLAS.

Su trabajo como enfermera pediátrica y jefa incluyen funciones administrativas que requieren minuciosidad por la alta demanda de pacientes y por la calidad de atención. Junto a sus compañeras también se ocupa de la atención directa y personalizada a recién nacidos prematuros, a términos o post-términos pluripatológicos. En neonatología, aparte de los pequeños pacientes, sus familiares y el equipo de trabajo son grandes responsabilidades.

Especializarse con sus bebés en brazos

‘Sentí una conexión inmediata la primera vez que vi a un prematuro’

En este retrato, Carmen Salinas fue fotografiada por su hijo mayor Gadier Obed García Salinas.

Miss Carmen nació en la ciudad capital pero se crió en Coclé. En el año 2000, recién graduada de la Universidad de Panamá (UP), empezó a laborar en el Hospital del Niño.

En 2004 tuvo a su primer hijo. También empezó a especializarse en pediatría en la UP. Estudiaba, trabajaba y atendía a su familia. Cuando no tenía quién cuidara al bebé, lo llevaba a la universidad. Siete años después, en 2011, con su segundo embarazo empezó a estudiar la especialidad en neonatología. “Hice todo mi postgrado embarazada. Di a luz estudiando neonatología y culminé teniendo a mi segundo hijo. Fue difícil, pero no imposible”, cuenta.

Para solventar los elevados costos de estudiar esas especialidades hacía turnos extras. Tiene, además, dos maestrías: una en Administración de Hospitales y otra en Docencia Superior. Actualmente estudia una en Recursos Humanos.

Apoyo para el pequeño paciente y sus papás

Desde el primer minuto de vida, que es muy valioso, los bebés que ingresan al área de intensivo de neonatología necesitan muchos cuidados. “Debemos proporcionar todas las condiciones favorables que ayuden al adecuado crecimiento y desarrollo de esa vida, que debe culminar fuera del vientre de su madre, por diversas causas”, dice.

‘Sentí una conexión inmediata la primera vez que vi a un prematuro’

Miss Carmen es jefa de enfermería de la Unidad de Intensivo de Neonatología 2 del Hospital del Niño. Fotografía. Miguel Cavalli.

Para 2023, en la sección de Maternidad del Hospital Santo Tomás, hubo ocho mil 744 nacimientos. De ellos, el 9% fue casos de nacimientos prematuros trasladados y atendidos en el área de Neonatología 2 del Hospital del Niño. En esa unidad también se atienden prematuros de hospitales privados y de otros centros médicos del país.

Ser enfermera en neonatología es emocionalmente exigente. Durante las jornadas se pueden presentar diversas complicaciones. A pesar de los avances tecnológicos y tratamientos, el nacimiento prematuro sigue siendo un gran reto. Se debe velar por la supervivencia del bebé y por su calidad de vida.

¿Es más peligroso nacer a los ocho meses que a los siete? Según la especialista, aun existen mitos como este alrededor de los nacimientos prematuros. “Basado en mi experiencia, y sobre todo, en la evidencia científica, aquellos niños nacidos a los siete meses tienen más probabilidades de presentar complicación que los nacidos a los ocho meses. Son cuatro semanas de distancia que representan una gran diferencia en las posibles complicaciones que puede presentar el recién nacido por su inmadurez”, responde ante ideas equivocadas como estas. Por otro lado, desmiente el mito de que todo bebé que nace prematuro tiene secuelas y grandes posibilidades de morir. La ciencia ha avanzado mucho en tecnología, tratamientos innovadores y cambios en los cuidados centrados en el neurodesarrollo, que han dado paso a que estos bebés prematuros aumenten sus pronósticos y sobrevivan con la atención y seguimiento adecuado. Nacer prematuro no es una sentencia de mal pronóstico.

El futuro de una vida en sus manos

Siente que su trabajo es una montaña rusa de emociones. Al día, en su unidad atienden más de 100 recién nacidos. Hay que acompañarlos a ellos y a sus familiares. “Emocionalmente nos afecta porque nos compenetramos mucho con esos niños y con sus familias porque son niños deseados. Desde que esa mamá sabe que está embarazada, sueña con ese recién nacido y, en cosa de instantes, esa felicidad se vuelve tristeza”

Sintió una conexión inmediata la primera vez que vio a un prematuro, “comprendí que el futuro de una vida estaría siempre en las palmas de mis manos. Por esta razón inicié mi preparación profesional en neonatología, con mucho esfuerzo”

‘Sentí una conexión inmediata la primera vez que vi a un prematuro’

Es miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Panamá. Fotografía. Miguel Cavalli.

A través de su experiencia como enfermera en esa área ha visto historias con grandes finales y otras muy dolorosas. Recuerda una de ellas: “después de tanto esfuerzo se pudo lograr un embarazo que culminó con un parto de 24 semanas y una recién nacida de 500 gramos de peso. Estuvo en la unidad por muchos meses, con mucha complicación. Era un gran sufrimiento para sus padres y las enfermeras y equipo de salud que estábamos en ese momento. Los padres pasaron a ser parte importante del equipo de salud. Era tan pequeña aquella beba, tan susceptible, que pasó por nuestra mente que no lo lograría. Nos dio una lección de lucha y hoy es una adolescente sana y sin secuelas”

Relata que las sonrisas de los familiares cuando los niños regresan triunfadores del área de neonatología, es la mayor recompensa de una enfermera.