Siete horas de diferencia separan a Panamá de Marsella. Pero Ilya Espino de Marotta no tiene jet lag (desfase horario). Unas 24 horas antes se encontraba en esa ciudad francesa, en su primer viaje como vicepresidenta de negocios de tránsito del Canal de Panamá. Ahora está en el paseo de las palmeras, tomándose las fotos para esta entrevista.
Se lleva un dedo a la sien y explica: “todo está en la mente. Si viajo cambio mi reloj y me pongo en la hora del país”.
En 2020, será la primera subadministradora del Canal de Panamá. Cuando el anuncio se hizo llovieron las felicitaciones a través de las redes sociales.
Con ella “lo que ves es lo que tienes”, me comenta en inglés, uno de sus colaboradores. Otro elogio para esta mujer que lleva tres décadas en el Canal. Mucho se ha escrito sobre ella, por eso, después de esta entrevista, quise extraer algunas lecciones de su liderazgo.
1. Puedes cambiar el rumbo
Inspirada por los documentales marinos de Jacques Cousteau Ilya se enamoró del mar. A los 16 años ya buceaba. Ganó una beca Fulbright para estudiar biología marina fuera de Panamá y se cambió a oceanografía. Al darse cuenta de que sus oportunidades laborales en Panamá eran muy pocas escogió ingeniería de barcos, una carrera relacionada con el mar, pero donde quizás podría trabajar en el Canal de Panamá.
2. Trabaja duro
De Marotta empezó trabajando en Colón como técnico de ingeniería. A lo largo de su carrera tuvo que hacer varios puestos temporales, pero cada vez se esforzaba por hacerlo bien. Para ella trabajar duro no significa trabajar largas horas, sino obtener resultados. Eso le abrió oportunidades y le permitió ser recomendada.
3. Siempre aprende más
Mientras hacía un relevo como jefa de remolcadores, Ricaurte Vásquez, quien será el próximo administrador del Canal, la llamó para preguntarle si se uniría a un grupo de cuatro personas que formarían parte de un plan maestro para el Canal. Ella enseguida dijo que sí. Nunca la ha detenido las dudas de su capacidad. “Si no sé algo, sé que lo puedo aprender”. La clave está en la actitud y voluntad.
En su actual puesto ha hecho tránsitos por el Canal, pero esta vez para entender lo que enfrentan los capitanes. Cree que es importante involucrarse, vivir la experiencia para entender lo que ocurre y a partir de allí poder tomar las decisiones correctas.
Siete lecciones de Ilya Espino de Marotta
4. Sal de tu zona de confort
Cuando se hizo la ampliación del Canal invitó a varias personas a participar y muchos declinaron porque era mucha responsabilidad. “Esta bien si no quieres salir de tu zona de confort, pero si quieres ascender tienes que hacerlo”, dice la ingeniera. Agrega que no hay que temer a los desafíos de una nueva posición: “si tienes la actitud y la voluntad, lo aprendes”. Pero considera que si no tienes buena actitud, aunque seas brillante, no llegarás lejos.
5. No logras las cosas sola
Durante la ampliación del Canal le tocó estar a cargo de las áreas de ambiente, seguridad, documentación histórica, presupuesto y legal. “Al principio me sentía un poco inadecuada. Una coach me dijo: ‘en tu nivel no tienes que dominar todas las materias, sino saber tomar decisiones”. Se apoyó en el personal que tenía el conocimiento, lo escuchó e incluyó una política de puertas abiertas.
Cuando vas ascendiendo cuenta menos lo que tú haces individualmente y más lo que se logra hacer a través de un equipo de trabajo, con tu guía, con tu apoyo, con tu liderazgo”.
6. Forma un buen equipo
Sin un buen equipo de trabajo no se logra el éxito. ¿Cómo se logra ese equipo? Dándole apoyo, guía y responsabilidad sobre sus tareas y acciones.
“Tengo una política de puertas abiertas y le digo al equipo que si necesitan algo, háblenme. Mi trabajo es ayudarles”.
Pero también considera importante entender las necesidades de las personas. Si alguien necesita un espacio para atender una crisis personal se le debe dar. “Si tú apoyas a la gente, la gente te va a apoyar”.
7. Las vivencias personales ayudan a las profesionales y viceversa
Durante el paro de los trabajos de la ampliación Marotta se mantenía calmada. ¿Por qué estás tan tranquila?, le preguntaban algunos. Años atrás, ella experimentó el cáncer de su hijo y poco después, el de su esposo. Esa experiencia, donde muchas veces no tenía ningún control, le enseñó a enfrentar mejor las dificultades.