Más aire libre, más productividad
Óscar González lleva tres meses viviendo en Chiriquí. El año 2020 lo pasó entre viajes a esta provincia y a la ciudad de Panamá, donde vivía y trabajaba. Chiricano, es publicista especializado en marketing digital en una empresa con sede en la capital. Vio en el teletrabajo la oportunidad de distribuir su tiempo entre la ciudad y el campo. Eventualmente, los beneficios de estar en su provincia natal, donde encuentra una forma más plena de vivir, le llevó a decidir junto a su esposa probar la vida allá. “No sé por qué, pero en el interior uno siente que tiene más tiempo”, piensa.
Le atrajo, sobre todo la posibilidad de más bienestar para su familia que incluye a un bebé de un año y medio. “En la ciudad, tomas mínimo una o dos horas de tu día en tráfico. En cambio, en el interior las distancias son más cortas. Acá se vive más sanamente, con menos contaminación, acceso rápido a la naturaleza. La salud física y emocional se benefician y eso se traduce en un mejor balance entre vida y trabajo”.
Para hacer teletrabajo en Chiriquí tuvo que mejorar la conexión a internet en casa y ubicar un aire acondicionado en su sala para mantenerla fresca ante el implacable calor de los alrededores de David. Otro reto ha sido mantener el silencio en casa cuando tiene reuniones. “Actualmente, las videollamadas son sumamente importantes y a veces uno escucha de todo. Trato de cuidar mucho que no se pierda el profesionalismo. Cuando tengo reuniones, organizo todo para que no haya ruidos”.
Afirma que el marketing digital se puede desarrollar efectivamente en modalidad de teletrabajo, muchos profesionales en esta área ya lo hacían previo a la pandemia. “Creo que el teletrabajo no afecta la productividad. Siento que trabajo más y aunque eso puede ser algo negativo, en mi caso es una bendición porque veo a mi hija a cada momento, eso antes no era posible. Ha crecido durante la pandemia y he estado con ella todo el tiempo”.
Teletrabajo lejos de la ciudad: entre brisa de mar y productividad
Trasladando el negocio a Chame
En marzo de 2020, Jacky Jaimovich tenía una idea de lo que se avecinaba en Panamá. En sus últimos viajes, la propietaria de la tienda Double trouble pudo ver lo que sucedía en otros países en los que ya se había confirmado casos de covid-19 (cierres, cuarentenas, etc.) . Cuando fue oficial la presencia del virus en Panamá, no tardó en trasladarse junto a su esposo y sus dos niños al interior.
Desde Punta Chame dirigió por meses su tienda de ropa ubicada en Coco Market, en la ciudad. Al principio, sentía incertidumbre. “Me imaginaba lo peor. Llegué a hacer un arte que nunca publiqué que anunciaba la liquidación total por cierre de la tienda”, cuenta en entrevista telefónica.
Aún antes de la pandemia, las ventas en línea de su negocio estaban incrementando. Lo que no esperaba era el crecimiento de más de 80% en ventas que tuvo su tienda cuando llegó la cuarentena. “Fue gracias al movimiento de apoyar lo local. La gente compraba, lo ponía en sus redes y todos estaban dispuestos a apoyar”, comenta.
Manejaba su tienda desde la playa. Entre ella y su esposo se organizaron para realizar las tareas del hogar, sacar adelante el negocio y atender las necesidades y la escuela de los niños, quienes disfrutaban de su tiempo en ese destino. “Verlos felices nos permitió trabajar bien desde acá. Creo que con los niños encerrados en la ciudad no habría sido posible”.
Jacky trabajaba desde su celular. En la ciudad su equipo estaba conformado por una pareja de esposos que desde el local se encargaban de la distribución y entrega de pedidos.
Estar lejos de la tienda en la ciudad contribuye al manejo de sus responsabilidades. “Veo proveedores, compro la mercancía, estoy pendiente de las tendencias, de todo. Cuando estoy en el interior, logro enfocarme más en esos aspectos; en la ciudad, suelo ir a la tienda, atender clientes y no avanzo. Termino agotada”.
Cambiar la ciudad por el interior para trabajar es una experiencia que recomienda si buscas ser más productivo. “La mayoría de mis vecinos en Punta Chame están haciendo teletrabajo. Uno de ellos es gerente en Panamá de una marca global de zapatillas; otras son emprendedoras. Aunque da un poquito de miedo al principio, pronto te darás cuenta de que no quieres echar para atrás”.
Teletrabajo lejos de la ciudad: entre brisa de mar y productividad
Frente al mar, pero enfocado
Como director de casting y asistente de producción de la agencia Physical modelos, el trabajo de Alexis Apolayo nunca ha sido monótono. Su jornada generalmente se desenvolvía entre visitas a tiendas, locaciones para sesiones de foto o en alguna producción.
En la semana en la que se confirmó el primer caso de coronavirus en Panamá se estaba desarrollando Macrofest, el festival cultural que la agencia produce cada verano. El evento se canceló.
Con Macrofest suspendido y en medio de la incertidumbre que traía consigo la presencia de una crisis cuyas consecuencias aún no podían medirse, en su oficina decidieron irse a casa y esperar. Quizás la próxima semana ya todo estaría controlado, llegó a pensar Alexis.
En marzo, decidió pasar un fin de semana en la playa. Estando allá, se establecieron los cercos sanitarios entre provincias. Los cinco días que pensaba estar allá se convirtieron en cuatros meses.
Empezó a hacer teletrabajo. Aunque no esperaba quedarse una temporada tan extensa en la playa, tenía con él lo que necesitaba para trabajar. Según cuenta, usualmente lleva consigo su laptop. Ese viaje no fue la excepción.
A pesar de tener el mar frente a él, nunca elegía este ni otros lugares, como piscinas, para trabajar. Eso podía relajarlo de más. “Trabajaba en el comedor. A pesar de todo, tenía que concentrarme. Sí, tenía una vista espectacular al frente, pero no podía enfocarme en eso“, comenta.
La oficina remota le ha permitido concentrarse mejor. “En la agencia todo se trabaja simultáneamente y hay que ser organizado. En la oficina llegaba temprano para tener un tiempo solo y sacar adelante mis asignaciones porque durante el día podía tener varias reuniones, que solían extenderse. Ahora soy más productivo”.