Ella estaba al otro lado del teléfono, en un cuarto del barco donde labora. La conexión de internet interrumpía sus palabras y retrasaba por casi 10 segundos su respuesta, pero me permitía verla y conocerla a través de una videollamada por Whatsapp: tenía el cabello recogido, estaba serena, tranquila.
Theoni Pineda tiene 13 años trabajando en Royal Caribbean. Es asistente administrativa de hotelería en el crucero. El 3 de febrero celebró ahí su cumpleaños número 41. La crisis del coronavirus llegó un mes después y al mes siguiente, en abril, recibió una noticia inesperada. Estaba embarazada.
Un vuelo para llegar a casa
Comunicó su estado a recursos humanos y le informaron que usualmente cuando una tripulante se entera que está embarazada, le permiten estar a bordo hasta las 24 semanas. En situación regular, la compañía la refiere a un ginecólogo en uno de los puertos destinos, pero en el caso de Theoni, con un embarazo de alto riesgo y por la situación del Covid-19, no ha podido ser atendida por uno. Han preferido mantenerla dentro de la embarcación y evitar exponerla.
“Estuvieron buscando alternativas de vuelo charters, vuelos humanitarios, pero no consiguieron respuesta”, cuenta.
A finales de abril, ella se comunicó con el consulado de Panamá en Miami para saber si había posibilidad de conseguir un vuelo hacia Panamá. “Me dijeron que me iban a poner en una lista porque había un grupo de panameños en Estados Unidos que estaban varados. No obtuve más respuesta”.
Con la pandemia, la compañía de cruceros ha tenido que repatriar a casi 20 mil empleados de 70 nacionalidades. Cada nacionalidad tiene sus requisitos para que sus ciudadanos puedan volver a su país. Cuando el crucero llegó a Estados Unidos, no dejaron salir a los tripulantes; solo aquellos que eran ciudadanos americanos.
Tripulante, panameña, embarazada y aislada
Al momento de esta entrevista la embarcación, donde labora Theoni, estaba anclada cerca de una isla privada de la compañía, próxima a Las Bahamas. A bordo habían siete panameños. “Hay uno que está en la misma oficina que yo y hablamos a diario. Estamos esperando poder llegar a casa y yo más, para hacer mis exámenes y saber que el bebe está bien”.
En ese momento la empresa estaban intercambiando a sus empleados para llevarlos a sus países de origen, bien sea por vuelos charters o vía marítima. Los tripulantes de Panamá, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Belice, subirían al barco (donde estaba Theoni) rumbo a Centroamérica. Otras nacionalidades, como los de Filipinas, tomarían vuelos charters, mientras que unos más abordarían embarcaciones con destino a Europa o India. Tras el intercambio, Theoni calcula que en el barco podrían haber casi 30 panameños.
Vacaciones interrumpidas
Su contrato con la compañía es de seis meses y tres semanas, con dos meses de vacaciones. Estaba de vacaciones cuando la llamaron para que reemplazara a una compañera a finales de enero.
El 14 de marzo la compañía desembarcó a todos sus pasajeros debido a la pandemia. Días después se detectaron siete casos de coronavirus entre los tripulantes. Inmediatamente se aplicaron las medidas respectivas y se aislaron a todos los empleados. Ubicaron cada tripulante en una cabina (usualmente viven dos por habitación). Tenían prohibido salir y la comida se los llevaban hasta el cuarto. Solo un grupo identificado de tripulantes estaban autorizados para salir a trabajar, usando guantes y mascarillas.
Después de 18 días de confinamiento (y luego de haber erradicado por completo el virus), los dejaron salir de sus habitaciones gradualmente: primero, una hora en la mañana y una hora en la tarde. Ahora tienen permitido salir usando siempre mascarillas. “Son estrictos con las medidas de salud. Tenemos gel alcoholado en todas las áreas públicas”. Le han puesto a disposición un comedor en la parte de arriba del barco, que tiene marcado en el piso la distancia que debe tener cada persona mientras hace la fila. Solo puede comer uno por mesa.
Todos los días se hacen anuncios de mantener al menos dos metros de distancia. En caso de que alguno no cumpla con estos parámetros se toman medidas disciplinarias; se les envía un warning (un llamado de atención) por escrito o se les termina el contrato y no son considerados para laborar más en la empresa.
Theoni continúa en su labor como asistente administrativa del director del área hotelera. “Debido a mi embarazo, solo estoy haciendo trabajo bien liviano“. Acude a la oficina por una hora para finiquitar alguna documentación y el resto del día permanece en su cuarto.
Tripulante, panameña, embarazada y aislada
Vitaminas prenatales por Amazon
Hasta ahora ha recibido solo atención en el centro médico del crucero (con un médico general), quien semanalmente le toma los signos vitales: la presión y la temperatura. Le han hecho prueba de glucosa, de orina y de sangre. No ha podido tener un ultrasonido para ver a su bebé. El centro médico solo está equipado para casos de emergencia.
“No tenido ninguna videollamada con un ginecólogo, porque igual habría que hacer un ultrasonido para saber cómo está el bebé y no hay equipo para eso”.
Apenas se enteró de su estado, Theoni ordenó por Amazon vitaminas prenatales que recibió 15 días después de hacer el pedido. Le llegaron cuando el crucero estuvo en Tampa. Hasta ahora, con poco más de tres meses de embarazo, solo ha tenido los síntomas comunes: duerme mucho, tiene náuseas y le molestan los olores de ciertas comidas.
‘Estoy aquí normal, pero me siento preocupada’
Se enteró que estaba en la dulce espera a principios de abril. Dudó en hacerse la prueba. Ya había tenido varias desilusiones. “Me agarró por sorpresa. Llevo años intentándolo y no pasa. De repente pasa ahora, justamente cuando está sucediendo todo esto”.
En junio cumplirá cinco años de casada. Como no lograba salir embarazada, le recomendaron someterse a un tratamiento in vitro, pero era muy costoso. Su esposo está en Panamá, “feliz con la noticia, esperándome. Me dice que tengo que cuidarme”.
En el crucero su jefe y sus compañeros también se preocupan por ella. Su jefe le dice que se mantenga aislada lo más que pueda en su cuarto. Sus compañeros le llevan granola y frutas cuando tiene antojos. “Aquí tenemos el comedor abierto para el desayuno, almuerzo y cena, pero los antojos no tienen horario”.
Dentro de la embarcación, hay otra chica de China que también se enteró que estaba embarazada. Tiene casi el mismo tiempo de gestación que ella, “pero a ella no se le nota. Está delgadita”, comenta Theoni con una ligera sonrisa.
Lo más importante para ella es poder llegar a Panamá y hacerse los exámenes médicos correspondientes, “porque como todo madre uno se preocupa por la salud y bienestar de sus hijos. Obviamente estoy preocupada por saber cómo está mi bebe. Estoy aquí normal, pero me siento preocupada“.
Tripulante, panameña, embarazada y aislada
Judoka en un crucero
Theoni Pineda es licenciada en diseño gráfico egresada de la Universidad de Panamá.
Por 27 años practicó judo y fue atleta de la Selección Nacional de Judo. Actualmente tiene el grado de 3er Dan Negro y forma parte del cuerpo de entrenadores de la Federación Unida de Judo de Panamá (Feujupa). Fue medalla de oro en la categoría Katame No Kata Mixto en el campeonato panamericano – Panamá 2017.
Ha estado trabajando con Royal Caribbean por 13 años. Comenzó como guest services officer y asumió varios puestos, entre ellos, el de new build crew admin manager para la preparación de apertura de cuatro barcos: Quantum, Anthem, Ovation y Spectrum. Actualmente es asistente administrativa de hotelería.