A las 8:00 a.m., un sábado de marzo, la ingeniera Yessica Sáez había salido de Chitré hacia la ciudad de Panamá para la sesión de fotos que acompaña este artículo. Encontró tráfico pero llegó a tiempo.
Es santeña y vive en Chitré, donde trabaja como investigadora del Centro Regional de Azuero de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP). Es ingeniera Electrónica y de Telecomunicaciones, egresada de la UTP, con una maestría y doctorado en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Texas A&M, en Estados Unidos.
Este año se convirtió en la primera panameña en integrar el Comité Mundial de Women in Communications Engineering (WICE), un grupo de la Sociedad de Comunicaciones (ComSoc) del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés), que se dedica, entre otros aspectos, a promover la visibilidad de las profesionales en este campo.
Para este cargo la panameña fue recomendada por la ecuatoriana Nury Ramírez, al asumir el cargo de directora de este comité. Yessica y Nury son las primeras latinas en llegar a WICE.
Yessica Sáez, la científica que brilla en Azuero
Telecomunicaciones y género
Sáez ha estado involucrada en IEEE desde que estudiaba en la universidad. En 2016 se hizo miembro del IEEE Sección Panamá, que este año cumple 50 años. Ser miembro de este instituto requiere una anualidad significativa.
Desde enero de 2021, la investigadora santeña es la presidenta de ComSoc del IEEE Panamá y a partir de enero de 2022, coordinadora de comunicaciones y editora en jefe del newsletter de ComSoc del IEEE Latinoamérica.
Explica que su labor en WICE es voluntaria; fuera del horario de oficina, las reuniones, en las que participan mujeres de todo el mundo, ocurren en las noches o en hora de almuerzo.
Es un voluntariado que le emociona porque involucra dos temas que le apasionan: las telecomunicaciones y el género; “resaltar la labor de la mujer en el campo de las telecomunicacioes y apoyarnos para crecer profesionalmente”, describe la científica.
Sáez también es directora de divulgación de la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (Apanac) y directora de comunicaciones del capítulo de Panamá de 500 científicas.
La niña de Agua Buena de Los Santos
Desde muy pequeña siempre tuvo mucha afinidad por los números. Creció en el pueblo Agua Buena de Los Santos y estudió la primaria en la escuela pública.
Desde el colegio le gustaban las matemáticas. Alguna vez su mamá le mencionó que quería que fuera abogada, pero ella le respondió que le gustaban los números.
Yessica Sáez, la científica que brilla en Azuero
Estudió bachillerato en el colegio Francisco Ignacio Castillero de Guararé. Estando en segundo año, su hermano mayor ingresó en Ingeniería Civil en la UTP. Verlo estudiar matemáticas avanzadas y cálculo, la hicieron decidirse por la ingeniería.
En una feria de universidades en su colegio, conoció la rama de telecomunicaciones y le llamó la atención. La carrera le gustó desde el inicio, pero cuando llegaron las materias que tenían que ver con electrónica digital y telecomunicaciones se dijo “esto sí es lo mío, estoy en el lugar correcto”.
Interesar a otras niñas en las matemáticas
Evocando a esa niña santeña apasionada por los números, menciona la serie de iniciativas que se pueden hacer en Panamá para estimular a las niñas de ahora que tienen esta misma afinidad.
“Los gobiernos tienen que invertir más en actividades para generar capacidades en las áreas de ingeniería, matemática, todo lo que es STEM. Invertir, y por invertir me refiero a programas de campamento de tecnología”, detalla Sáez.
Resalta las actividades que realiza la Fundación para la Promoción de las Matemáticas (Fundapromat), así como el STEM Summer Camp organizado por el Grupo de Afinidad de Mujeres en Ingeniería del IEEE Sección Panamá que culminó recientemente. “Fue un campamento que se tocaban temas científicos y tecnológicos por varias semanas. Fue un campamento organizado por estudiantes universitarias para estudiantes de colegio”.
También señala que se deben promover fechas importantes como el 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia; el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; o el cuarto martes del mes de abril, que se celebra el Día de las Mujeres y las Niñas en las TIC.
“Aprovechar esas fechas para hacer promoción, hacer programas de divulgación, de ejemplos de mujeres reales, mujeres panameñas que trabajan en el ámbito científico tecnológico, que desarrollan cosas tan importantes, porque en Panamá tenemos tanto talento que es importante resaltar y divulgar la labor de esas mujeres”.
Yessica Sáez, la científica que brilla en Azuero
El mensaje de destacar a las mujeres en el ámbito científico no solo debe llegar a las niñas, a la familia o a los maestros, sino también a los niños, “porque los varones también se tienen que involucrar en esto. Si queremos cambiar la mentalidad, tenemos que cambiar la mentalidad de todos, que los niños crezcan viendo a las niñas desenvolverse igual que ellos en todos los campos del saber, desde muy pequeños”.
Sáez comenta que cuando estudió la carrera de Ingeniería Electrónica y de Telecomunicaciones en la UTP, las mujeres representaban la mitad del estudiantado, pero cuando cursó la maestría y doctorado en Estados Unidos sí pudo apreciar la disparidad: en su grupo de investigación eran solo dos mujeres entre unos 15 estudiantes.
“Las mujeres estudian igual que los hombres hasta cierto nivel; cuando empiezas a buscar especialidades, cuando tratas de escalar verticalmente, te das cuenta de que somos menos. Esto tiene que ver con estos techos de cristal y estas barreras con las que nos enfrentamos las mujeres, barreras socioculturales, económicas. Muchas se gradúan de la universidad y deciden que no van a seguir una especialidad. Éramos muy poquitas en la maestría y menos en el doctorado”.
Trabajar de día y estudiar de noche, sin parar
Estudió los primeros cuatro años de su carrera en el Centro Regional de Azuero de la UTP. Tuvo que trasladarse a la capital para cursar el último año. Trabajaba de día y estudiaba de noche para cubrir sus gastos.
Laboró primero como asistente del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería. Luego, de día, empezó hacer prácticas profesionales en una empresa de telecomunicaciones y en las noches trabajaba como asistente de laboratorio en la universidad.
Cuando se graduó, siguió ejerciendo en esa empresa de telecomunicaciones y en las noches era instructora de la materia Procesamiento Digital de Señales y Electrónica.
Desde que se trasladó a la ciudad de Panamá, dedicaba los sábados a tomar clases de inglés en el Centro de Lengua de la UTP, pues aspiraba a una beca en el extranjero.
La beca llegó en 2010. Fue becada por el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) y la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) para cursar una maestría y doctorado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Texas A&M, en Estados Unidos.
En febrero de 2016 regresó a Chitré para trabajar en el Centro Regional de Azuero de la UTP. Es investigadora y docente. Desde marzo de 2021 es coordinadora de investigación de este centro.
“Mi sueño siempre fue regresar a Chitré. Yo viví en la ciudad de Panamá; la vida allá es diferente”.
En Chitré se casó. Su esposo, a quien conoció estudiando la misma carrera, también es investigador en la UTP. Es herrerano. Tienen un niño de dos años y medio, también herrerano.
Yessica Sáez nació en Chitré pero fue registrada cédula 7, como si hubiese nacido en Los Santos. Su papá y su mamá son santeños.
Yessica Sáez, la científica que brilla en Azuero
Esa ‘piedrita’ en el camino
un diagnóstico
El 28 de julio de 2015, mientras culminaba su doctorado en Estados Unidos, le diagnosticaron cáncer de mama. Yessica Sáez tenía 29 años. Ya había sustentado la tesis y solo esperaba el acto de grado que era el 15 de agosto. Por su diagnóstico se tuvo que regresar a Panamá una semana antes de esa fecha para recibir enseguida el tratamiento. No pudo acudir al acto de grado.
En Panamá le hicieron primero una mastectomía sencilla, y al encontrar ganglios comprometidos, le hicieron una mastectomía radical. Fueron dos cirugías en 11 días. Recibió quimio y radioterapia. Se le cayó el cabello. Antes de regresar a Panamá ya había hecho contacto para trabajar en la UTP y estando en Panamá, mientras recibía el tratamiento, sostuvo reuniones con las autoridades de esta casa de estudios. En 2016 la contrataron como investigadora y la ubicaron en el Centro Regional de Azuero de la UTP.
“Estoy sumamente agradecida porque no cualquier empresa o institución contrata a una persona que tenga cáncer”.
Menciona que el rector en ese momento creía en la descentralización de la ciencia. No todo el que regresaba al país con un doctorado en el extranjero tenía que irse a investigar en la ciudad. Ya estaban equipando los centros regionales con personal especializado.
Sáez fue la primera investigadora en el Centro Regional de Azuero, ahora son cuatro investigadores contratados: un hombre y tres mujeres.
“Impartía clases, hice publicaciones científicas, daba charlas ya sea con mi gorrito, sin mi gorrito, con mi peluca. Los únicos días que faltaba era cuando tenía que ir a Panamá a hacerme quimio”.
Cuando tenía radioterapia, que debía quedarse varios días en la ciudad de Panamá, impartía sus clases en plataformas virtuales cuando en ese tiempo no era tan populares. “Nunca paré de trabajar por esta piedrita que se me topó en el camino y que me dejó esta experiencia”.
El diagnóstico, su tratamiento y supervivencia después del cáncer de mama lo plasmó en un libro llamado Una mordida a la vez, publicado en octubre de 2019, bajo la editorial de la Universidad Tecnológica. Está a la venta en las librerías de este centro de estudio.
Sáez todavía toma pastillas porque está en remisión y acude a citas de control en el Instituto Oncológico Nacional (ION) en la capital.